La calma del encinar
DE CENIZOS Y GAFES
Tomás Martín Tamayo
¿Los cenizos y gafes existen? Eso
dicen, aunque, como en la milicia, entre ellos tienen jerarquías, porque hay
gafes de vecindad y cenizos universales. Sigámosle el juego: Durante la
Exposición Universal de Sevilla se descubrió uno que ya había despuntado en
otros ámbitos, pero que, en aquella ocasión, lució con luz propia y se hizo
incuestionable su mal fario. Contaban que por donde pasaba se fundían las
bombillas, se descolgaban los arcos vegetales y la llovizna artificial que
instalaron para que mitigara la sofoquina, se atascaba, acababa rompiendo las
canalizaciones aéreas y mojando al que pasaba. Con todos pendientes de él, mala
suerte, subió a uno de los barcos y se hundió…
El torero Juan Belmonte
tenía un vecino gafe y cada vez que iba a torear salía por la puerta trasera,
para no cruzarse con él. Y lo explicaba: “Cuatro veces que me crucé con él
antes de torear, las cuatro me cogió el toro”. El poeta Tomás Chiscano vivía
cerca de un cenizo en Villanueva de la Serena y si al salir coincidía con él,
volvía a su casa y esperaba media hora: “Una vez que iba a su lado casi me
pilla una moto, otra tropecé y caí, en una ocasión se me cayeron las gafas en
una alcantarilla y no las pude recuperar…”. ¿Y lo que dicen de una tonadillera,
muy conocida, que deja un reguero de mal fario por donde pasa y lleva al
hospital, al foso, a la cárcel o más lejos, al que le siguen el paso?
Me contaba Santiago Parra
que en Plasencia había un cenizo que cortaba la lluvia en los tiempos de sequía
y al que pedían que se quedara en casa cuando empezaba a lloviznar porque, si
salía, no había rogatoria mariana que la retuviera. Y yo tengo un caso que,
pese a mi escepticismo, ya me hace dudar. Un día, jugando al golf, los
compañeros de partida me alertaron sobre un gafe que se nos cruzó en una calle:
“Mantente lejos de ese, que se te rompe algún palo o te caes a un charco”. No
hice caso, un día jugué con él y el resultado fue desastroso porque,
efectivamente, se me rompió un driver muy caro, me vino una colitis precipitada
y camino de los servicios, metí el pie en un charco y me hundí hasta la
rodilla.
Pero también hay gafes
internacionales: El matrimonio Jason y Jenny
Cairns-Lawrence, tiene el récord de haber estado presentes en tres de los
atentados terroristas más sangrientos de los últimos años. Estaban de
vacaciones en Nueva York el 11 de septiembre de 2001, hospedados en un hotel
cerca de las Torres, comprando regalos en su base. El 7 de julio de 2005, día
de los atentados en el metro de Londres, en los que murieron 56 personas,
acababan de salir de él y fueron atendidos en una ambulancia medicalizada.
Finalmente, en Bombay, durante los ataques terroristas de noviembre de 2008, tuvieron
que refugiarse en un comercio.
Pero la cofradía de los
gafes tiene un hermano mayor: Robert Todd Lincoln “el mata-presidentes”. Estaba
al lado de su padre, el presidente Lincoln, cuando lo asesinaron, pero también
cuando mataron a los presidentes James A. Garfield y William McKinley. Después fue
borrado del listado del protocolo para los actos oficiales. No debemos creer en
ellos, pero “haberlos haylos”.
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