sábado, 16 de marzo de 2024

UCRANIA PUEDE ESPERAR (HOY, 16/03/2024)

 

La calma del encinar

UCRANIA PUEDE ESPERAR

                                    Tomás Martín Tamayo

 

La respuesta que Europa y Estados Unidos están dando a Ucrania sobre la invasión de Rusia es que espere, que ellos también tienen problemas y que unos miles de muertos más tampoco son como para alterar el statu quo establecido. En Europa tenemos elecciones europeas en junio y EE. UU anda en la diatriba de elegir entre lo malo y lo peor, en noviembre, así es que, hasta que pasen las tormentas electorales, a Ucrania le toca esperar. Mientras tanto se desangra por falta de las ayudas prometidas, pero el que no espera y aprovecha el momento es Putin, que está acrecentando su ofensiva bélica ante la pasividad de la mal llamada “comunidad internacional”.

 Ucrania puede esperar porque está resultando demasiado molesta con su empecinamiento por defender su territorio y su soberanía.  Al principio, cuando era rentable, todos se disputaban la presencia de Zelenski, pero ya es muy coñazo y costoso, porque el tiempo pasa y Putin sigue a piñón fijo. ¿Qué hacemos con Ucrania? Ucrania puede esperar, a ver si al ruso se le rompen los tanques y se queda sin misiles.

Lo que Putin está haciendo en Ucrania es lo mismo que hizo en Bielorrusia, Chechenia, Crimea o Georgia. Donde encontró resistencia entró a saco para destruirlo y donde le pusieron alfombras, impuso un gobierno títere, a sus órdenes. En los países que se rinden omite el paso inicial de la destrucción, pero amenazando siempre con ella. ¿Qué respuesta se dio a sus afanes imperialistas para recuperar la extinta URSS? Ninguna, porque era y es más cómodo ponerse de perfil y que cada palo aguante su vela. El problema es que la procesión va por barrios y acabará recorriéndolos todos. En Suecia lo han visto.

 Se dice que Ucrania es miembro de facto de la OTAN, pero los reparos para hacerla de “iure” se mantienen porque el que la ha invadido no deja de enseñar los dientes con su arsenal nuclear. ¡Pupa, que el loco es capaz de apretar el botón si le tocan los cataplines! ¿Creen en EE. UU y Europa que porque el alacrán está en el patio del vecino no les va a picar a ellos? Cuando los suecos han visto el peligro de cerca, han aparcado su mal llamada “histórica imparcialidad”, que en el fondo ha sido siempre histórica indiferencia hacia todo lo que caía fuera de su ombligo, pero ahora, pies para que os quiero, han acudido presurosos para protegerse bajo el manto de la Alianza Atlántica. Y con la misma celeridad se han cubierto los trámites para admitirla, pero Ucrania puede esperar.

 Bien parece que el Papa Francisco ha ejercido de portavoz de EE. UU y Europa, al proponer a Ucrania que negocie con el invasor, que enseñe la bandera blanca y, sin eufemismos, que se rinda. Es el viejo pragmatismo de “si ves que tu violación es inevitable, relájate y goza”. No me fija ni me concierne lo que diga el Papa, pero uno espera que, de tan singular magistratura salga alguna iniciativa que no sea la retórica política. El colmo es que, para explicar lo que dice, ha saltado al ruedo sor Lucía Caram, doña “yo, yo”, que ahora va presumiendo de su influencia en el Vaticano… Pero Ucrania puede esperar.

¿Resulta molesta tanta resistencia ucraniana? Sí, porque los débiles deben someterse a los poderosos, con una sonrisa y sin rechistar. Como se nos enseñó en “Los santos inocentes”.

 

 

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