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La Transición vista por Feliciano Correa
Minucioso
recorrido. La agilidad narrativa del jerezano, su memoria, capacidad analítica
y su firme asidero al fiel de la balanza, resultan en esta entrega algo
adictivas
- Hoy
- 6 May 2023
- TOMÁS MARTÍN TAMAYO
HOYFeliciano Correa.
Feliciano Correa, el ilustre jerezano y ‘Jerezano ilustre’, ha sacado
nuevo libro: ‘La transición política en Extremadura. Antecedentes históricos y
conflictos’. Creo que este era un capítulo de nuestra historia reciente, que
estaba esperando el «levántate y anda», porque, sobre los brochazos de lo que
se conoce, hay una intrahistoria que explica acontecimientos que deben ser
recordados y conocidos. Ese fino zurcido, quien mejor lo puede hacer es alguien
como Feliciano, que estuvo a pie de obra y puso su lupa analítica para captar
una panorámica que ahora describe con la precisión del orfebre que es.
Feliciano Correa fue uno de los cuatro ‘evangelistas’ que levantaron la
obra –para mí algo fallida por su diseño–, dedicada a Enrique Sánchez de León y
que, como la que hoy reseñamos, fue editada en 2022 por la Fundación CB, en su
loable empeño de rescatar hechos y autores extremeños: ‘Enrique Sánchez de
León. Un camino reformista’. En esta, el texto entregado por Feliciano Correa
fue amputado en parte y eso espolea al historiador para publicar íntegramente
lo que no salió, abriendo el objetivo para abordar dos estudios en uno: el
dedicado a la Transición española, tan necesario como preciso y el estudio de
la trayectoria y personalidad de Sánchez de León, pero uniendo los dos en un
alambique de la que ambos salen enriquecidos.
La agilidad narrativa de Feliciano Correa, su memoria, capacidad
analítica y su firme asidero al fiel de la balanza, resultan en esta entrega
algo adictivas, porque cada página tira de siguiente. Partiendo de la óptica
extremeña y con Enrique Sánchez de León como clavo del abanico, Feliciano
Correa hace un recorrido minucioso y preciosista de la Transición política,
aquellos años convulsos en los que un nutrido grupo de hombres de bien, lo
mejor de cada casa, se aunaron para sacar a España del presente incierto tras
la muerte de Franco. Uno a uno, diseccionados con estilete fino, van pasando
por el escenario que Feliciano ha montado en Extremadura, con el sortilegio de
hacerla centro de aquella España en la que se sabía de dónde veníamos y de
dónde partíamos, pero ignorando la cinta de una meta imposible de vislumbrar.
¿Cabe mayor arrojo y temeridad que empezar a correr, ignorando los puntos de
aprovisionamiento y dónde hay que parar? En este apasionante relato secuencial,
el autor señala las dificultades del camino y el arrojo de los caminantes,
todos con los dorsales del compromiso.
Feliciano Correa, que estuvo allí y metió el dedo en la llaga de aquel
proceso que admiró a Europa, no toma partido y da libertad al librepensador y
al historiador, por eso «imparte justicia» y con los mismos personajes usa el
palo y la zanahoria, siguiendo la teoría de Jeremy Bentham. Clarifica
posiciones y se adentra en las pilastras que sostuvieron una transición que
solo se hizo efectiva con la renuncia de postulados maximalistas por parte de
todos y, principalmente, por las «cortes franquistas», los procuradores del
régimen que supieron ver la inestabilidad del presente y apostaron por el futuro,
siendo conscientes de que muchos de ellos quedarían en la cuneta. Señala como
pieza clave a Torcuato Fernández-Miranda, pero dentro de una galería de
personajes que no admiten comparación intelectual, política y humana con los
que tomaron el relevo. Entre ellos, objetivo esencial del análisis, destaca a
Enrique Sánchez de León, por el que muestra un afecto y reconocimiento
especial. Que Feliciano admira a Sánchez de León no es algo que pueda deducirse
de su estudio, porque, sin ambages, él lo reconoce desde el principio, pero sin
caer en la adulación y sin bajarse de la reticencia intelectual que marca su
propósito de dejar una obra serena, que puede recordar acontecimientos
esenciales de nuestra historia reciente y, sobre todo, servir de base para estudiosos
que, en un futuro, quieran adentrarse en esos años en los que España supo
catapultarse sobre sus propias dificultades.
Los textos que Enrique Sánchez de León ha ido elaborando a lo largo de
su dilatada carrera política, son analizados por el académico e historiador con
tal meticulosidad que se acaba conociendo el basamento doctrinal del mejor
político extremeño de la etapa, aunque acabara disparándose en el pie, al
establecer una lejanía territorial imposible. Un hombre comprometido,
capacitado, curtido de experiencias, gestor eficaz y llamado a guiar, desde su
propia organización política, AREX, a una Extremadura que, después de tantos
años sigue anclada en el eterno desperezo.
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