La ventana indiscreta

FRANCO, FRANCO, FRANCO

 

                                            Tomás Martín Tamayo

 

Para mí Franco está muerto y casi olvidado, pero para mis hijos ni siquiera está. Hablarles de Franco es como hacerlo de Viriato, por eso sorprende que gente de su generación haya conseguido dar un salto de pértiga, olvidando a una ETA, que sí conocieron y posiblemente sufrieron. Han olvidado el pasado inmediato, lo que han vivido ellos mismos, pero recuerdan el pasado de sus bisabuelos. No lo soportan, les da yuyo un Franco muerto y por eso, como se hacía con el brazo incorrupto de Santa Teresa, lo procesionan con fe, con entrega y con pasión. Si pudieran lo embalsamarían para llevarlo por las ferias de los pueblos, porque ellos sin Franco se encuentran perdidos. Pedro Sánchez incluso se reserva un lugar en la historia por haberlo sacado del Valle de los Caídos. Y la entonces ministra de Justicia, Dolores Delgado, que estuvo presente en la exhumación, dice que es algo para contar a sus nietos. Pobre hombre y pobre mujer, si ese el mayor éxito de sus vidas.  ¡Franco, Franco, Franco!

 

 Son expertos en pervertir incluso el lenguaje visual y negando lo evidente, han conseguido que se demonice la foto del PP con VOX en la Plaza de Colón, mientras que el que quiere pasar a la historia se abrazaba, ojitos cerrados, levitando con el "vicemoñito". La foto con la extrema derecha da escalofríos y produce náuseas, pero si es con la extrema izquierda, comunista y bolivariana, es signo de progreso. Y pastelear y fotografiarse, en plan colegas, con los herederos de una banda terrorista es guay y mola porque demuestra tolerancia y normalización.

 

El gobierno de Castilla y León está desautorizado desde su toma de posesión porque el vicepresidente es de VOX y todos los corifeos tararean el mismo estribillo. Lo de CyL es pupa, lo normalito era que en la vicepresidencia del Gobierno estuviera alguien tan reflexivo y moderado como Pablo Iglesias, un demócrata y progresista internacionalmente reconocido.

 

Dicen que hay que pasar página, que “no se puede vivir en el pasado”, pero recitan como papagayos una historia casi centenaria para sostener “el pasado” que solo habita en sus cabezas. La desmemoria, perversión del lenguaje, a la que llaman reconciliación, solo la quieren para con sus socios de ETA. Incluso un tipillo, Odón Elorza, iracundo y con la yugular como brazo de leñador, subió a la tribuna del Congreso, se supone que en nombre del PSOE, para señalar como fascistas y herederos de Franco a los que siguen recordando los crímenes de una ETA “que no existe”. ¿Cínico o gilipollas? ¿ETA es el pasado que debemos olvidar y Franco es el presente que tenemos que recordar? ¡Vaya pirado! Franco sigue vivo, pero a ETA, que está pasteleando con el Gobierno y cumpliendo sus objetivos programáticos, la dan por muerta o desaparecida…

 

 Indigna, duele hondo, pero es obligado reconocer que ETA está ganando la partida e imponiendo su criterio. Ahora ha desplazado a la Guardia Civil de Tráfico en Navarra y acabará desplazando a los frailones del PNV. Ese día Otegui, u otro fulano de su calaña, desde el palacio de Ajuria-Enea y con el hacha y la serpiente iluminadas al fondo, podrá decir: “¡Fuera de España, el País Vasco, con nosotros, ha alcanzado sus últimos objetivos!”. Otro motivo para que don Pedro pase a la historia.

 

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