DE TÚ A TÚ
Tomás Martín
Tamayo
En la Generalitat catalana lo que importa es la forma porque el fondo “la pela
es la pela”, lo tienen tan claro como asegurado. Es el pragmatismo que
heredaron del duendecillo que acuñó lo de “España nos roba”. Pero al margen de
la fruslería económica, ellos tienen un empeño especial en sentirse diferentes
y en hacer creer a sus panolis que en España hay dos estados soberanos:
Cataluña y España, por ese orden.
Llevan años sin gestionar pero ordeñando
el cabreo de la calle, anclados en la parafernalia, en inventarse un protocolo
ridículo y estrafalario en el que se visualice que si se reúnen con el presidente
del Gobierno es casi un acto de condescendencia o, como mínimo, una reunión
bilateral, en igualdad de condiciones
entre dos países para negociar asuntos de interés común. Se preocupan de
la imagen, de que se entienda que es un trato entre gobiernos y con cajones a
la misma altura. Si se sientan en una mesa tiene que quedar claro que nadie la preside y
necesitan retirar la bandera de España para que la intervención de Pere Aragonés no se contamine visualmente, mientras que el
presidente del Gobierno se inclina ante la bandera catalana. Pueden
fotografiarse con la bandera inglesa, alemana o rusa -¡ay, ay!- pero la
española les da repelús. Menos de la pasta, reniegan de todo lo español.
Y lo lamentable es que España, antes,
ahora y me temo que después, se presta al teatrillo y acepta con normalidad la
impostura y el “tú a tú” con una
comunidad autónoma, por muy de puntilla
que vaya y muchos zancos que se ponga. Y forma parte de España, como CyL, Andalucía,
o La Rioja, aunque en ninguno de esos lugares tenga el presidente del Gobierno
que prestarse a la astracanada de pasar
revista a las fuerzas armadas, como si estuviera en un país extranjero.
A todo lo que se cuece en Cataluña se le
da mucha trascendencia porque su pretendida independencia se basa en la
dependencia que el Gobierno de España tiene de sus votos. Los votos catalanes
se pagan por suspiros y si los que proceden de otras comunidades se regalan, el
problema no es de Cataluña, que todo lo hace pasar por ventanilla. ¿Necesita
Cataluña más que Cy L o Extremadura? La vicepresidenta y consejera de Hacienda
de Extremadura dice que sí y que si reciben menos los extremeños es porque
necesitan menos. ¿Idiocia, servilismo de partido o las dos cosas?
Ellos
a marearnos en su noria. Ahora se reúnen, ahora no. Los socios discuten,
reclaman, se abrazan, se rechazan o se van de merendita a Waterloo. Puigdemont
supervisa desde Bruselas, Puigdemont no pinta nada. Los indultados estarán en la Mesa, el
president rechaza a los indultados. Junts per Catalunya decide, Ezquerra manda… ¿De qué color serán los
calcetines de Pere Aragonés? ¿Solo, cortado, con leche? ¿El agua envasada o del
grifo? ¿Carne o pescado? Nos tienen en un sin vivir.
De estos enredos, como de los anteriores,
solo quedará el álbum de fotos, porque
no creo que el “sanchismo-leninismo” tenga margen ni tiempo para dar
tijeretazos al mapa, pero con esto España se desfigura cada día un
poco más. Como el retrato de Dorian Gray.
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