sábado, 4 de septiembre de 2021

HOY: La calma del encinar/ La última cena con Manolo García Carmona

 

La calma del encinar

LA ÚLTIMA CENA CON MANUEL GARCÍA CARMONA

 

                                                         Tomás Martín Tamayo

 

 


Ayer descorché un rioja, edición especial de 2014, que  el verano pasado me regaló Manolo García Carmona. En uno de los recesos de la primera ola del virus insaciable, nos juntamos para cenar, en mi casa de Villafranco,  Julián Leal, Antonio Barquilla, Manolo García Carmona y yo.  “Corvina  salvaje a la plancha, sobre base de hierba buena”  fue el anzuelo, aunque hubiera tenido el mismo atractivo “pan con aceite”.  Recuerdo que Manolo, de parco comer y comedido beber,  repitió y con su delicadeza habitual me pidió una para  Charo: “Esto es un manjar, me llevo la que queda para mi mujer”. Charo, siempre su Charo.

 

Mascarilla en ristre, Manolo  nos esperaba en su puerta, con un estuche de tres botellas: “Toma, ya me dirás, sé que tú sabrás apreciarlo”. Cumpliendo la norma de “si bebes no conduzcas”, como se preveía algo de “trasiego”, me tocó ser el sacrificado conductor. Al llegar a Villafranco, una bandada de gorriones en retirada, camino de la dormida, llamaron la atención a Julián Leal. El sol hizo un mutis al vernos llegar. Noche serena y de calor soportable, que se desperezó en relente al filo de la madrugada. Algún vecino andaba de celebración y los cohetes fueron gratis. Manolo se mostraba especialmente relajado, sonreía y brindaba. Barquilla sentencioso y premonitor, Julián con su retranca sabia. De fondo canciones  de los 60, 70 y 80, bandas sonoras y quejidos de “El Cabrero” hechos fandangos.

 

No imagino un panorama más idílico y apetecible, una noche en calma, buena música, una cena en armonía y la amistad sincera y bien regada de cuatro amigos que se reúnen porque les da la gana. No hay justificación mayor. Para la ocasión Barquilla ejerció de sommelier con los caldos que había llevado y Manolo bebió animado y contento. Lo recuerdo pletórico, con fuerza, saboreando el momento y la vida.

 

Hoy, un año después, me estremece su ausencia, el recuerdo de su bonhomía, su afabilidad y la elegancia natural que tenía incluso para levantar una copa de champán. Cuando nos íbamos les regale  un “cubo musical” con las canciones que habíamos oído y un brote de trébol con cuatro hojas. Sobre la maceta he vertido la primera copa del vino que he descorchado.

 

Manolo García Carmona fue durante veinte años mi primer lector, el que recibía directamente los  artículos que yo enviaba, el subdirector de HOY, sabiamente elegido por Teresiano Rodríguez Núñez. Sabía capotear los temporales que le llegaban y las objeciones que me hacía, que yo seguía con fe ciega,  siempre eran para mejorar lo expuesto, buscando la concisión, la aclaración oportuna…No era su misión pero se había involucrado en mis artículos y cada vez que me llamaba era una diana certera. Por eso le dediqué mi recopilatorio “222 artículos de HOY”.  ¡Qué grande era!

 

La cena de este año estaba en el calendario, pero  se ha pospuesto porque así lo exige la situación y porque en junio se nos fue Manolo.  Su ausencia duele y el trébol se ha secado.

 

 

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