domingo, 27 de junio de 2021

 

El cabreo rumiado

Si maquiavelito Redondo aprendió algo en el laboratorio de pestilencias que montó en Extremadura es que el que ejerce el poder tiene la razón, que es siempre medrosa, dubitativa e imprecisa. El poder dobla el brazo de la razón y la embrida hasta quitarle la razón. Envuelve en legalidad todas sus miserias y lo que se hace desde él acaba aceptándose como normal, justo y equitativo, porque el poder también dicta la ley que, para los desalmados, es más importante que la justicia. ‘Justo y Legal’ no son una parejita amorosa que se mire embelesada en un banco del parque. Maquiavelito Redondo, con el descaro impúdico que le es propio, impuso su criterio contable y por ventanilla pasaron los conmilitones/as que fueron engrosando su ejército de lameculos, aduladores y entregados. Uno a uno fue incorporando mercenarios porque «con nosotros se vive muy bien». Y los que no se sometieron, muy pocos, quedaron fuera del redil de las canonjías. A la intemperie incluso en el reparto de la publicidad institucional. Con la premisa de «yo pago, y tú ladras si me conviene», el octavo pasajero de la Junta de Extremadura tenía un poder efectivo superior al de Monago. Como súper consejero de Enredos y Ocurrencias, controló y gobernó Extremadura durante cuatro larguísimos años.

Sobre la premisa del poder y sabiendo que la razón se somete, lo mismo que hizo en Extremadura ahora lo hace en España y los hilos que antes le movía a un Monago engreído y petulante, ahora se los mueve a un Sánchez narcisista y embelesado. Con los indultos a los secesionistas, el PSOE pasó del estupor a ‘comprenderlos’, tolerarlos y ahora defenderlos. Todo el aparato del Estado machacando en cada ocasión con la pertinencia del perdón y la reconciliación, los que tienen intereses ya han optado por el descaro y los demás por el silencio, pero como paso previo al descaro.


¿Ha dicho algo la Iglesia? Los obispos catalanes, sí. La patronal catalana también ha salido con la monserga y empujado por la corriente, el presidente de la patronal española se alineó con la postura del Gobierno, como los sindicatos de clase. A ellos se suman los propios beneficiados porque «El indulto demuestra la debilidad del Estado español». Del Congreso salió un respaldo mayoritario a la propuesta y Pedro Sánchez dispone de una mayoría parlamentaria y social, suficiente para hacer una vez más lo que le apetece, que coincide exactamente con lo que a él le conviene. ¿La Justicia, el Tribunal Supremo, la opinión pública, la perplejidad internacional…? ¡Zarandajas!



Pero llegará el día ‘E’ (‘E’ de elecciones), el gran mudo hablará y, otra vez, depositará en la urna su cabreo rumiado durante años. El PSOE recogerá, municipio a municipio, lo que está sembrando. A ‘su sanchidad’ deberían ponerle, como a Julio César, una monserga detrás, para que le recordara que «solo es un hombre» y que las elecciones llegan… Aunque él y de por vida, disponga de una mecedora para contar las estrellas… ¡Y en septiembre, más!

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