lunes, 27 de septiembre de 2021

EL NORTE DE CASTILLA/ La ventana indiscreta/ DE PEROGRULLO

 


                  

 

 

                  La ventana indiscreta

                     DE PEROGRULLO

 

                                       Tomás Martín Tamayo

 

¿Puede ser legal homenajear a un terrorista con 39 víctimas en su mochila, atracar un banco, quitarle el bolso a una anciana o vender droga en la puerta de los colegios? Claramente sí, si las leyes así lo permiten, aunque semejantes hazañas vayan contra el sentido común. La Audiencia Nacional considera que manifestarse a favor de un terrorista como Parot, no es humillar a sus víctimas ni enaltecer el terrorismo y esto repugna a cualquier biempensante, pero si la Ley lo permite los jueces no pueden ni deben evitarlo.

 Los jueces, a veces con un criterio muy personal, dictan sus sentencias y administran la Justicia, pero el camino a seguir les llega impuesto desde otras instancias en las que ellos no tienen arte ni parte. Digamos que hacen el cesto con los mimbres que les dan, aunque  los cestos se desfonden con el peso de un suspiro.  “De Perogrullo”, ya lo se, estoy señalando al Legislativo y subrayando la separación de poderes, un criterio que nos llega desde el siglo XVIII, repleto de fallas e ingenuidad porque, en la práctica y en una democracia de partidos, como la nuestra, el que manda lo hace sobre el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, algo que no creo que se le escapara a Montesquieu.

 Un ejemplo cercano: El Gobierno polaco aprueba la conocida como  “ley mordaza de los jueces” por la que el Ejecutivo  controlará el poder Judicial y con mano larga en el Legislativo. Los  jueces que critique la reforma serán cesados… ¿Es legal? Sí, aunque chirríen todos los goznes de la democracia. El gobierno polaco justifica la medida como necesaria,  para desmantelar la cúpula judicial plagada de comunistas. En España los partidos manosean la composición de la cúpula judicial y es el Gobierno el que nombra al Fiscal General, con lo que la división de poderes queda muy estética, pero poco más.

 En teoría la división de poderes es una de las características de los estados de derecho, en los que todos los miembros de una sociedad, incluso los gobernantes, deben cumplir con la ley, pero ya sabemos que eso tiene excepciones, algunas incluso  recogidas en la Constitución.

 El hecho de que se cuestione la legalidad del homenaje a un asesino, ya indica cierta perversión,  porque es algo que debería repugnar en todas las instancias. Aunque ETA ya no mate,  es difícil asegurar que ha sido derrotada viendo a sus herederos pastelear con el Gobierno y torciéndole el brazo en beneficio de los terroristas encarcelados. Y, sobre todo, viendo que en  el propio Gobierno hay división de criterios, que oscilan entre el encogimiento de hombros al apoyo decidido. Más que la pretensión del homenaje a uno de los mayores asesinos de ETA, chirría que una parte del Gobierno de España tenga una postura favorable hacia el mismo.

 Ha sido la presión social y la respuesta de colectivos diversos de víctimas del terrorismo, las que han hecho que el homenaje al etarra asesino se envolviera en dulzainas de disimulo, pero el cuestionamiento hacia el derecho de homenajear a Parot, no es discutible y demuestra la vulnerabilidad de nuestro sistema. ¿Rendían homenaje a Parot por  por el asesinato del  empresario José Legasa, por las cinco niñas del cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, por el  del general Quintana Lacaci, Carmen Pascual Carrillo, Ángel Álvarez Martos, José Martinez Moreno…? No nos lo han dicho pero, con y sin homenaje, han ganado por goleada.

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