lunes, 31 de mayo de 2021

El Norte de Castilla/ Blog Cuentos del Día a Día/ POR "¨GüEVS"

 

 

 

 

 

                                 La ventana indiscreta

                                 POR “GÜEVS”

 

                                                           Tomás Martín Tamayo

 

Si el señor feudal de Marruecos abre la puerta para que sus súbditos salgan de la escuela y  hagan pellas, ¿en España no tenemos puertas para impedirlo? Algo he recorrido y en mi pasaporte hay sellos como si hubiera hecho cien veces el Camino de Santiago,  por eso me asombra que algunos lleguen a España  cargados de derechos. Intenten pasar a Marruecos por “güevs” y ya verán cómo se las gasta el de la chilaba dorada, al  que la UE regala  más de dos mil millones de euros anuales -que se incrementan con los 84 que aporta España- para que mantenga la puerta cerrada. Suena raro que retengamos en España a unos menores porque dicen que no quieren volver,  pero a los que reclaman sus padres desde Marruecos. Raro, raro.

 

Si España hubiera roto relaciones con los países que acogen a terroristas, secesionistas, golpistas, prófugos de la justicia… estaría aislada, pero los estornudos de don Mohamed pasan a la categoría de conflictos diplomáticos “muy delicados” y alcanzan un rango ante el que todos se ponen de perfil.

 

 He aprendido que al entrar en otro país hay que hacerlo con autorización, de puntillas y que el primer mandamiento es respetar sus leyes, sus costumbres y, sobre todo, las indicaciones de sus autoridades. Nunca tuve la ocurrencia de enfrentarme a la policía y estoy convencido de que si lo hubiera hecho, concretamente en Marruecos, hoy no podría escribir este artículo.

 

En democracias asentadas y donde todo depende de los sátrapas que gobiernan, queda claro que hay que respetar o la respuesta será inmediata y contundente. En el aeropuerto de Nueva York  un ordenador selecciona aleatoriamente a los turistas que tienen que hacer una parada mayor, sometiéndolos a un interrogatorio con preguntas tan disparatadas como “¿Tiene Ud. intención de atentar contra el presidente de los EE.UU?”. Por dudar o sonreír pueden aislarte ocho o diez horas, mientras hacen todo tipo de comprobaciones. O montarte en el primer avión de vuelta. Ninguna broma, forastero.

 

En Costa Rica un policía indica el taxi que tienes que coger para trasladarte desde el aeropuerto a San José y si lo rechazas pasas a la cola.... En Méjico quieren saber a qué vas, cuántos dólares llevas… Los canadienses se lo toman con calma y pasar los controles cuesta un par de horas. En Moscú eres un sospechoso. Poca fiesta con portugueses e italianos porque sus “guardiñas” y “carabinieri” tienen un sentido del humor muy limitado. Francia, Inglaterra, Bélgica, Alemania… Cero alegrías y menos zalamerías con los visitantes. En Noruega quieren saber por qué los elegiste... ¿Absurdo? Son sus normas y hay que respetarlas.

 

¿Por qué en España pueden entrar en avalancha  y a las bravas? Claro que duele la imagen de un guardia civil sosteniendo a un niño casi ahogado, pero  no se entiende que un sátrapa tenga la llave de España colgada de su cuello y que juegue con la vida de miles de niños mientras la comunidad internacional se encoge de hombros. ¿Es por “güevs”? Ah, entonces calladito estoy más guapo.

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