La calma del encinar

                     DEL SÍ SE PUEDE AL NO SE PUDO

 

                                                           Tomás Martín Tamayo

                                                                               tomasmartintamayo@gmail.com

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Los candidatos de la izquierda en Madrid, PSOE, Más Madrid y Podemos marchaban juntos en la manifestación del 1 de mayo, entre vítores y pancartas, mientras un coro estratégicamente situado jaleaba  "¡Sí se puede, sí se puede!", el eslogan de Podemos. El cortejo, con tinte fúnebre por la cara de Ángel Gabilondo, estaba cuidadosamente  enmarcado para visibilizar a Pablo Iglesias como líder político del festejo, escoltado por los otros dos. Si Podemos no paga a Iván Redondo está cayendo en ingratitud porque servicios así no tienen precio. Entre las patochadas que se ven en política, no recuerdo entreguismo más torpe y vergonzante que el de un candidato del PSOE bailando el chotis de Podemos. A Gabilondo solo le faltó el clavel y la pañoleta en la cabeza. ¡Sí se puede hacer el ridículo!

 

Es evidente que Gabilondo, por sus características personales, no era el candidato ideal para competir en igualdad con  Ayuso, García e Iglesias, aunque aportaba seriedad, mesura y credibilidad, pero el muñequillo Redondo -¡Qué desastre de estratega!- director de la campaña, le obligó a ser otro, con dialécticas en las que se encontraba perdido, y obligándole a comportarse con Pablo Iglesias como una más de sus vencidas doncellas. Del “no contaré con Iglesias” a un “querido Pablo” sonrojante, el candidato socialista ha estado toda la campaña más sonado de Poli Díaz. ¿Imaginan a un buey de tiro en el centro del ruedo para que embista? Pues eso.

 

Error la elección de Gabilondo y mamarrachada gigantesca meter en la campaña a Pedro Sánchez para guiar al candidato con gilipolleces como la de “el Gobierno de la plaza de Colón”. Si desde la presidencia del Gobierno no se hubieran empeñado en competir, de tú a tú, con Díaz Ayuso, es posible que el resultado hubiera sido diferente. ¡Qué papelón el del lindo Pedro! Después de él el PSOE va a quedar más descuartizado que con Zapatero. Sarna con gusto no pica.

 

¿Puede un partido de gobierno, el PSOE, quedar en manos de un mercenario cegato, torpe y sin escrúpulos, como maquiavelito Redondo? ¡Si se puede! Hoy el PSOE está dirigido desde la cúpula, como una organización  piramidal en la que no hay más latido que el de su secretario general, en manos de un saltimbanqui. La militancia ha quedado para aplaudir y los gobernadores de provincias para tragar saliva, callar y asumir lo que llegue. Sea lo q
ue sea, “Roma locuta, causa finita”.

 

Si algo tenemos que agradecerle al estratega de la Moncloa es que tampoco es ajeno a la liquidación  por derribo de Pablo Iglesias, al que, para hacerle saltar de la vicepresidencia del Gobierno, le mostró prospecciones fantasiosas sobre sus posibilidades para acabar con el “facherío” madrileño. ¿Las propuestas electorales más clamorosas del casta “anticasta”? Erradicar el fascismo y el rollo infumable de las cartas con munición. No colaron.  El primer guantazo se lo dio Más Madrid al negarse a una confluencia ventajosa para él y el definitivo, el electorado, que lo ha puesto, otra vez, frente a una realidad que parecía haber olvidado con los oropeles de la vicepresidencia. Si se va, que no lo creo, que hiperventile y descanse. Descansaremos todos, incluido Podemos.

 

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