sábado, 1 de mayo de 2021

Blog Cuentos del Día a Día/ La calma del encinar/COSA NOSTRA CULTURAL II. HOY

 

 


La calma del encinar

 COSA NOSTRA CULTURAL (II)

 

                              Tomás Martín Tamayo

 

…Es verdad que algunos pueden relamerse con el “que me quiten lo bailao” porque, mientras estuvieron aferrados a la teta del poder, su nivel social y económico subió en la medida que descendió el de los que no se alistaron. Incluso emergieron como autores - ¡luminarias de un día!-, porque tenían todos los resortes del poder en sus manos. Tiempo para escribir, o garabatear, editoriales, presentaciones, citas, publicidad y por supuesto, buenas críticas porque ellos se lo guisaban y ellos se lo comían. Y como en todas las autonomías se generaba el mismo vicio, llegaron a consolidar un frente de influencia nacional,  cordón sanitario para que todo quedara en el clan. ¡”La famiglia”!

 

En Extremadura el intercambio de sillas era una constante y el que un jueves presumía desde la presidencia de una asociación apesebrada, el lunes se estrenaba en algún carguillo a medida, desde el que poder seguir medrando. O babeando. Mientras lo emporcaban todo, haciendo de la acción cultural un coto privado, qué gracioso, alguno escribía poesía. Sí, poesía eres tú. Y  cuando la teta se secaba o le señalaban la puerta por pretender volar más ato de lo que le permitían sus alas de gallina,  aclaraban que se sentían liberados de la carga… ¡Como humoristas hubieran tenido mayor recorrido!

 

¿Firmar un panfleto vergonzante para alinearse durante una campaña electoral? Prietas las filas que para eso estaban en nómina. ¡Ibarra dijo que “el que paga manda!” Era necesario visibilizar que “el mundo de la cultura” apostaba por el progreso y rechazaba la caspa y el blanco y negro.

 

Si en Extremadura era ese el pan cultural, a nivel nacional se organizaba el despiporre, para hacerse visibles con el dedito en la ceja antes de pasar por ventanilla. A este una subvención, al otro una película, giras, representaciones, programas en televisión para los más cercanos porque al “mundo de la cultura hay que protegerlo”.

 

Creo que el cine, el teatro, la televisión,  los conciertos… son actividades culturales de primer orden, mi vida quedaría mutilada sin cine y sin música, pero si el resultado es bazofia, bazofia es y bazofia se queda, aunque unos y otros se arropen para protegerse. Esa endogamia no evita que  el 40% de las películas subvencionadas no se estrenen en los cines. O  que un 70% de las que se estrenan pierden el eco mediático en apenas una semana. ¡Cien millones de las arcas públicas para subvencionar el triste empeño! Omito los títulos que no han llegado a recaudar 50 euros en taquilla, pero encontrarlos es fácil. Maldito Google.

 

La cultura, como el río, sigue su curso y acaba por arrasar los impedimentos que se interponen en su cauce, en su discurrir natural. Al final los necios y los autócratas pasan y la cultura queda. Siempre ocurre lo mismo,  aunque los monillos destetados lloriqueen por su pitanza. Otros estábamos más musculados porque con PSOE o con PP la dificultad era la misma.

 

¡Claro que no se puede generalizar! En el páramo brotan ramilletes de margaritas. Mi admiración sincera hacia los grupos musicales y compañías de teatro, capaces de mantener encendida la antorcha incluso en medio de un vendaval.

 

Y falta el retrato de los caciques de nuevo cuño, los omnipresentes, los acaparadores, los nuevos excelentísimos… Ellos tendrán otro día.

 

 

 

 


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