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La calma del encinar
POLÍTICA DE ESCAPARATE
Tomás Martín Tamayo
Hemos visto a Isabel Díaz
Ayuso, como dirigida por el duendecillo Redondo, corriendo por calles y lonjas
madrileñas, a todo trapo… Vale, una tontería que ha encabritado al ex vice
moñito: “Joder, tía te falta mucho Madrid, tía…” Más inofensivo es este estrambote
de la Díaz Ayuso que el del presidente del Gobierno, entrando en la campaña
para enfangarla con su estilo chulapón y ordeñando, otra vez, “la foto de Colón”. Como
si él y sus adláteres/as no tuvieran fotos más vergonzosas. ¿La de la Lastra y
Simancas de compadreo con los proetarras de Bildu? ¿La suya abrazándose -ojitos
de trance -, con el que le quitaba el
sueño?
El curso pasado estuve en
un instituto de Mérida para hablar de Poncio Pilato, pero era evidente que a los alumnos, y al profesorado, les
interesaba menos “El enigma de Poncio Pilato” que lo que yo pensaba del
panorama político actual. Querían escuchar al columnista antes que al novelista
y el grueso de las intervenciones fue
para hablar de política. Me pasa casi siempre.
¿Interesa la política a
los jóvenes? Creo que poco más de lo que les puede interesar Poncio Pilato. Algunos
no sabían quién es el alcalde de Mérida y ninguno supo identificar al
presidente de la Diputación de Badajoz, aunque uno se aventuró con el nombre de
Manuel Celdrán (¿) . Poco de diputados y senadores y menos de diputados
autonómicos. De los ministros solo conocían a Fernando Simón (?) y al
“coletas”.
¿Por qué salió corriendo la Díaz Ayuso? Por lo
mismo que lo hizo Monago o Pedro Sánchez. Paridas de manual que se repiten, como el besito al niño, el recorrido por el mercado, la visita al
asilo… ¿Y los abdominales de Aznar o la cejita de ZP? Monago hizo nombramientos
en una cancha y hasta se puso un casco de bombero. ¿Esas gilipolleces mueven el
voto? En todo caso mueven el voto gilipollas.
En el instituto abrieron
los oídos cuando les dije que había hecho tres cursos de comunicación política
y que uno de ellos, en Fráncfort, de
cuatro meses, fue para aprender cómo sentarse en un sofá, apoyarse en una mesa,
el control de las manos, saludar, la forma de entrar en una sala con público,
romper el hielo con las primeras palabras, congraciarse con el entrevistador,
la televisión, prensa, radio...
¿Y hay profesores que
enseñan esas cosas? Qué sorpresa cuando
les dije que los “profesores” dirigían la comunicación de Coca Cola, Philips,
McDonald, Banca Rochill, Credit Suisse o el jefe de escaparatistas de Lafayette.
Ellos ignoraban que vender un candidato es como vender colas, coches o hamburguesas y que las ideas políticas y
comerciales pueden mezclarse en la misma coctelera porque persiguen los mismos
fines: Vender.
Atentos cuando les conté
el debate televisivo entre Kennedy y Nixon en 1960. Kennedy durmiendo plácidamente
después de una noche de sexo... Nixon con sus asesores, estudiando todos los
detalles… ¿Quién ganó? El más guapo, el mejor rasurado, el relajado que sonreía
con una dentadura blanca y alineada, porque en televisión se ve mucho y se
escucha poco. ¿Sirve correr? Para llamar la atención.
¿Se habrá sosegado la
Díaz Ayuso? Agua y azúcar para las agujetas. El oxígeno que lo guarden para el
figura de Podemos porque el 4M lo va a necesitar.

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