sábado, 13 de marzo de 2021

 Recesión de "ANECDOTARIO MUSICAL" de Emilio González Barroso (HOY, 13/03/2021)

ANECDOTARIO DE UN TROTAMUNDOS

 

                                          Tomás Martín Tamayo

 

La Diputación Provincial de Badajoz, en su política de editar lo singular al margen de lo  comercial, ha sacado un compendio de Emilio González Barroso, ANECDOTARIO MUSICAL, que, además de didáctico y divertido, nos adentra en el complejo mundo del pentagrama en todas sus vertientes. El texto apenas descubre algo nuevo sobre el autor, porque se sabe que González Barroso estaba predestinado desde la cuna a pertenecer, con un activismo prematuro, al complicado mundo de los sonidos armónicos. Sí nos enseña que Emilio, más allá de su pasión, es posiblemente nuestro mejor embajador musical, aunque sus andanzas, muy meritorias, las haya hecho desde el silencio que  a veces acompaña a la obra bien cimentada.

 Emilio González Barrroso, en un centenar de anécdotas muy seleccionadas, casi un libro de viajes, nos lleva de la mano por medio mundo, en compañía de personajes que han sido, y en algunos casos siguen siendo, basamento primordial de la actividad musical en todas  sus vertientes, desde Monserrat Caballé, Raphael, García Asensio, Achúcarro, Alfredo kraus, Miguel del Barco, Rostropovich o Barenboim, sin olvidar a nuestro Esteban Sánchez, del que cuenta una anécdota que parece propia de Berlanga. Y fuera de la música, porque  tocaban otras partituras, el Papa Juan Pablo II, Lora Tamayo, ministro de Educación, Santaolalla de la Calle, gobernador civil de Badajoz o un Francisco Franco sorprendido al ver a un “imberbe” vistiendo esmoquin de corte apresurado y codeándose con próceres ataviados de chaqué, medallas y bandas: “¿Quién es este jovencito?”, preguntó Franco al alargar la mano.

 En su afán por conocer un mundo que se situaba en el “Non Plus Ultra” para la mayoría de los mortales, Emilio no se arredraba y, siendo menor de edad, la dificultad lo espolea  para recorrer caminos cuyo final no estaba claro. Necesidades sin cuento, frío e incluso hambre, lo hacen jardinero, maestro de idiomas, cantante, profesor de acordeón, órgano, piano, guitarra… Hasta hacer un “simpa” colectivo en un hotel de Fátima, en el que la ligereza de sus bolsillos le ayudó a salir por piernas…

 Alemania, Yugoslavia, Macedonia, Marruecos Austria, Francia, Italia, Rusia, Polonia, Checoslovaquia, Portugal… pasan por este anecdotario de González Barroso, protagonista principal, en un amasijo coral que muy pronto, casi desde su nacimiento, se vio comprometido con un destino, el de la música, que apenas pudo elegir porque le llegó elegido.

 Cuenta, entre otras anécdotas divertidas, que durante unos segundos fue designado por el arzobispo Montero como   “canónigo-organista” de la Catedral de Badajoz, en un baile de nombres que el propio González Barroso se encargó de aclarar: “Don Antonio, me parece que ha sufrido usted un lapsus, pues creo que a quien ha querido referirse como “canónigo-organista” es al excelente músico, el sacerdote D. Francisco Barroso y no a mí”.

 En un colegio de Los Santos de Maimona, Emilio presentaba a dos concertistas y en plena explicación del acto, con un silencio expectante, se abrió la puerta y entró un señor, carpeta en mano, que subió diligente al escenario. Emilio calló, convencido de que el inoportuno visitante le iba a transmitir algún mensaje urgente, pero este pasó de largo, se dirigió a un lateral  del escenario y abrió la puertecilla del contador de la luz… ¡Para tomar nota del consumo eléctrico!

 Las anécdotas más desternillantes las reservo para su lectura. El compendio tiene 65 fotografías alusivas al mundo que se relata.

 Emilio González Barroso, “calzadillano” (Calzadilla de Coria), jubilado como “Coordinador del Conservatorio Superior de Música de Badajoz”, además de ser un “hombre orquesta” en el mejor de los sentidos, porque nada en el mundo de la música y la composición le es ajeno, es un extremeño entrañable y bueno, incapaz de negar su contribución a cualquier iniciativa cultural que lo reclame. Sin las alharacas de los relumbrones de pitiminí, sigue entre nosotros, haciendo su obra. Este anecdotario es una más.

 

Emilio González Barroso

ANECDOTARIO MUSICAL

Gráficas Diputación de Badajoz

146 páginas.

 

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