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La calma del
encinar
MALAMENTE, VÁMONOS, TRATRÁ
Tomás Martín Tamayo
El
PSOE, en un fin de semana, bendijo la estrafalaria coalición con Podemos,
conglomerado formado por la
“extremaizquierdachavistabolivariacomunistaantisistemadecoletamoñitoybocafloja”.
El señor de los pantalones pitillo bendijo la hoja de ruta de Maquiavelito
Redondo y toda la feligresía, como si se le hubiera aparecido la Virgen del
Esclarecimiento, dijo amén. El PSOE tiene una base militante muy
“plastilínica”, sobre todo en sus tragaderas, y es capaz de zamparse un tanque
y relamerse como si hubiera degustado un higo con chocolate. Hasta que
sonó la flauta no querían saber nada de los podemitas y el rechazo más clarificador
lo verbalizó el propio flautista, al explicar la imposibilidad de entenderse
con quien le impediría dormir tranquilo. Vámonos, tratrá.
El
PSOE tenía un discurso unitario, asumido por las federaciones, regionales, provinciales,
locales…pero, desde hace mucho tiempo, carece de un marco doctrinal concreto,
es un partido asentado en el posibilismo y con la ideología “en diferido”,
porque asume la de su secretario general. Desprovisto de ataduras ideológicas,
es él, como el flautista de Hamelin, el que señala la ruta a los
ratones. Lo curioso es que al que mueve al PSOE lo mueve maquiavelito que, como
buen mercenario, está con el que le paga, sea Albiol, Monago o Sánchez…
El
PSOE de hoy se siente cómodo en un Gobierno de coalición con la extrema
izquierda y apoyado desde los aledaños por separatistas, golpistas y filo
etarras pero, además de no rendir cuentas por su mareante bamboleo, demoniza a
los adversarios con la patochada de que estos pueden aliarse con la extrema
derecha. Pactar de facto con la extrema izquierda, separatistas o filo
terroristas es progresista y democrático, pero aparecer en una fotografía coral
con la que dicen que es la extrema derecha, es pecado. Si mañana el de los
pantalones pitillo rompe con Podemos y pacta con Vox, todo el PSOE aplaudirá. Y
si se pone un embudo en la cabeza y colorete en las mejillas, también… ¡Qué
bonito, tratrá!
Y
mientras nos guían para que aceptemos el comunismo chavista como una doctrina
moderna, liberadora y democrática, meten presión a los adversarios, que asumen
la penitencia desde el complejo que les atenaza. PP y Cs no salen del
baúl del acojone y, para congraciarse con los “progresistas” y ser modernos,
caen en la trampa para descalificar a los que necesitan. Miel sobre hojuelas,
ellos pueden pactar incluso con “el sacamantecas” y PP y Cs no pueden ni
cruzarse en la acera con los de Vox. Malamente, tratrá.
Pablo
Casado entra en un campo minado y pisa todas las minas a la vez. Y aunque tiene
días lúcidos y lucidos, en una de las intervenciones más torpes y esperpénticas
que se recuerdan desde la tribuna del Congreso, picó como anzuelos hasta anclas de barcos. ¿Con quién se alió? Con el
que aplaudió. “¡Bien venido a la fila de los demócratas progresistas!”, le
dijeron, tratrá. Y Casado bajó la escalinata aleteando como un angelito,
levitaba de emoción por la extraña proeza
de haber dinamitado el puente con Vox, el único que tenía para llegar a algún
sitio. Muy pronto lo verá. Chico listo, tratrá.
El
día que el PSOE necesite a VOX lo abrazará sin remilgos, que en camas peores
anda metido. Y nos adoctrinará sobre la
soberbia clasista de los que no lo hicieron antes por... ¡Malamente, vámonos,
tratrá!
PD.
El final hay que leerlo haciendo palmas sordas.
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