sábado, 19 de diciembre de 2020

 

 

                                
La calma del encinar

                                 SIN SALIR DEL OMBLIGO

 

                                                       Tomás Martín Tamayo

 

 

 -Mucho confinamiento, mucho perímetro y restricciones, pero mi hijo ha venido a pasar las navidades desde Roma y dice que el avión a tope, todos los asientos cogidos, codo con codo…

-Indignante. Tu hijo puede pasar las navidades con su familia, las restricciones y el confinamiento son para los demás.

 

-La gente está loca, he estado en El Faro y no se podía ni caminar. ¡Parece que no son conscientes…!

-La gente está loca, pero ¿tú dónde estabas?

 

 -Casi media hora haciendo cola en una copistería. Niñatos y niñatas, jajaja, jijiji, en la puerta, haciendo gilipolleces, empujándose unos a otros…

-¿Y tú dónde estabas?

 

 -Por teléfono imposible,  dos horas llamando y como si nada, así es que tuve que acercarme a mi Centro de Salud. Colas hasta la puerta, ni medio metro entre uno y otro… ¡Qué peligro! Después dicen que…

- ¿Tú dónde estabas?

 

-Vaya cachondeo, en el híper la gente prácticamente encima del pescado, no pude ni acercarme para ver si tenían lubinas…

-¡Que osadía, debieron apartarse para que tú pasaras!

 

-Hemos llamado a la casa rural que alquilamos todas las navidades y ya no está disponible… ¡Joder, y después todo el día llorando con que estamos arruinados!

-Denúncialo, es intolerable que te la hayan quitado.

 

-En el bar han puesto mesitas supletorias para que no consumamos en la barra, pero ya hemos ido dos veces y todas las mesas están ocupadas. La gente no se limita…

-La gente debe quedarse en casa por si a ti se te ocurre salir.

 

 -¡Espero que en la Junta se aclaren y nos digan cuántos y cómo podemos juntarnos en Navidad y fin de año!

-Sí, es necesario que nos guíen y nos lleven de la mano. A la Junta el virus le dice el dónde, el cómo y el cuándo.

 

 -En unas terrazas  dejan fumar y en otras está prohibido, ya no puede uno ni fumarse un pitillo a gusto…

-¿Has probado en la terraza de tu casa?

 

-A ver, tres amigas llevamos más de diez años tomando café todos los jueves… ¿ahora vamos a dejarlo?

-No, ya se sabe que el virus los jueves no trabaja.

 

 -Lo de la vacuna… Yo antes de vacunarme voy a esperar unos meses, para ver cómo les va a los que se la pongan.

-¿Y si los demás esperan a que se la pongan los demás?

 

 -Estas navidades nada de comidas y cenas con los amigos, nos juntaremos con nuestros hijos, nietos…

-Ahí no hay peligro, solo el 70% de los contagios provienen de reuniones familiares.

 

-Me voy a pensar lo de seguir en el gimnasio, ayer había uno a mi lado que al bajarse de la cinta resoplaba como un gladiador…

-¿Tú no resoplas?

 

-A mí el virus no me va a privar de darle un abrazo a mis hijos y nietos…

-Claro que no, el virus solo puede llevarte a un hospital o a otro sitio.

 

-Me parece fatal que en las tiendas permitan que nos probemos la ropa, pero como lo permiten…

-Ah, si lo permiten no hay contagio.

 

-Nosotros estábamos seis, pero en la mesa del al lado había nueve…

-¿Crees que el virus sabe contar?

 

-Subimos hasta la Plaza Alta para picar algo y las terrazas a tope, los camareros sudando, todos charlando tranquilamente, bebiendo y comiendo como si…

-Se te adelantaron, que insensatez.

 

 

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