Si desea dejar de recibir estos artículos semanales envíe, por favor, un correo electrónico a: tomasmartintmaayo@gmail.com
__________________________________________________________
La calma del encinar
LO DEL PP
Tomás
Martín Tamayo
Blog
Cuentos del Día a Día
De los tres candidatos a la presidencia del Partido Popular,
entre Cospedal y Sáez de Santa María,
Casado partía en clara desventaja, una era secretaria general y Ministra del
Ejército, la otra vicepresidenta del Gobierno y mano derecha de un Rajoy que
pudo decidir en su favor y no lo hizo. Antes de dejar que se consumara la
moción de censura tuvo la oportunidad de dejar a su vicepresidenta en la
presidencia, pero prefirió hacerse una cata de chupitos y dejar correr las
horas y la oportunidad, desbrozándole el
camino a Pedro Sánchez.
Pablo Casado era el menos contaminado, el más joven y de
menor experiencia y sobre esos tres pilares, supo levantar una candidatura que
finalmente resultó la más atractiva para una militancia cansada de las dos
señoras y sus guerrillas de ambiciones. Se hizo con la presidencia de un
partido deshilachado, con más cocineros que pinches, barones y versos sueltos
con mando en plaza y vicios consolidados, que se resistían, y se siguen resistiendo,
a concluir una etapa en la que se sentían herederos de un patrimonio familiar. En
algunos sitios eso no ha cambiado. Casado, ha limpiado mucho pero es mucho lo que le queda por limpiar y tendrá
que desmochar torres, señalar puertas y agradecer servicios prestados. En
Extremadura siguen las aguas estancadas y por aquí el viento de la renovación
no ha pasado.
Antes, mientras la izquierda se dividía en subsectores
ideológicos, la derecha permanecía compacta y aglutinaba en el PP desde el
centro a la extrema derecha, pero las indecisiones y corruptelas, los complejos
y el “impasible el ademán” de un Rajoy que no supo ni administrar una mayoría
absoluta, dio alas a Cs y a Vox, que le hicieron una mordida importante, porque
el electorado que había aglutinado ya disponía de referentes más cercanos y no
tenía que refugiarse en el PP como “mal menor”.
Pablo Casado, que no da pasos de siete leguas, pero tampoco
permanece parado, está logrando una
estabilidad capaz de acabar con las divisiones, que son las que han propiciado
un Gobierno socialcomunistas, de imposible encaje en la UE, en Europa y en los
países desarrollados, que nos miran como a un gato con dos cabezas, propio para
exhibirlo en una barraca de feria.
Pero el éxito del PP no depende solo de Madrid y antes de
afrontar una cita electoral, que no va a tardar, deben limpiar óxidos y
humedades. En Extremadura apenas lograrán las calderillas de consolación si no
renuevan a fondo, pasando el testigo a
otros militantes que con el tiempo y en
la compleja parcela municipal, se han consolidado, demostrando eficacia en la
gestión, tirón electoral y saber estar. Es el momento de que gente como Fran
Fragoso, Tina Rodríguez, Fernando
Pizarro, Juan Antonio Barrios, José M Ballesteros, Nandi Ortiz, Carmen Pagador,
María Natividad… aspiren a retos mayores por el bien de su partido. Banquillo
hay y si no lo mueven, seguirán teniendo
lo que tienen, por los siglos de los siglos. La cabra haciendo malabares encima
de una silla ya no vende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario