sábado, 6 de junio de 2020

Lo de Podemos




                         La calma del encinar
                         LO DE PODEMOS

                                      Tomás Martín Tamayo
                                      tomasmartintamayo@gmail.com
                                      Blog Cuentos del Día a Día

Si escribí “Lo de Cs” y escribiré “Lo de Vox”, “Lo del PSOE” y “Lo del PP”, seguiré  hoy con “Lo de Podemos”, aunque creo que sería más certero titular “Lo de Pablo Iglesias”, propietario y administrador único de la formación morada, a la que ocupa como a su casoplón de Galapagar. Pablo Iglesias, con una concepción caudillista y de comuna familiar, estilo Ceaucescu, desde su corta representación está “podemizando” la política española con una organización callejera, populista y anclada en el comunismo chavista, subespecie residual y circense del  extinguido comunismo europeo, del que mantiene el sesgo totalitario. Peor que el comunismo doctrinario es el comunismo populista, estrafalario y sin doctrina.

El director de un importante medio de comunicación de CyL, tras el acuerdo del PSOE con Podemos, me adelantó lo que hoy es una evidencia incuestionable: “Iglesias se come a Sánchez en un desayuno y como el PSOE es Sánchez, los dos caen en la misma digestión”. Preclaro vaticinio porque el presidente del Gobierno se ha dejado “podemizar” por un “guerracivilista”  que aspira a la voladura del sistema que él debe proteger.

Con Pedro Sánchez  a Pablo Iglesias le ha crecido una flor en el culo y, desde la vicepresidencia, lleva las riendas de cuatro ministerios y la iniciativa política en el Parlamento y en el Gobierno. Lejos de estar tutelado por el presidente del Gobierno, es él el que lo tutela, lo supervisa y lo guía. A él y al PSOE porque, como la derecha ha tomado la calle, anda como un zumbado en el Parlamento, en el Gobierno y en la calle.

Con su dialéctica tabernaria y matonista, riéndose de sus propios dogmas: “Es peligroso que los políticos vivan aislados en sus chalets”, ”La  policía son los matones al servicio de los ricos”, “Los escraches son jarabe de palo democrático de los de abajo”, “La Justicia en España está al servicio del poder”, “En España hay presos políticos”… oculta su desastrosa gestión en la crisis del coronavirus, pese a ser responsable de unas residencias en las que han muerto miles de ancianos, a los que se les negó incluso los primeros auxilios, mientras él lucía palmito en las ruedas de prensa, saltándose la cuarentena a la que estaba obligado. Su táctica de enlodarlo todo ha sido muy efectista porque, llevando la iniciativa en el Gobierno, ningunea con pulsos estrafalarios al PSOE, pero está despertando a una derecha, hasta ahora acomplejada, y a otra sin complejos, que han tomado la calle administrando al vicepresidente su propia medicina.

La “podemización” de la política llega hasta el extremo de que, desde el Gobierno, ha guiado la fobia hacia PP y Vox. Hoy las bases socialistas ven normal su alianza con la extrema izquierda que ayer le quitaba el sueño a Pedro Sánchez y han llegado, con un relativismo vergonzoso, al olvido de los casi 900 asesinatos de ETA, para pactar con Bildu. ¿Otegui antes que Abascal? ¡Por supuesto, la duda ofende! Pablo Iglesias va cumpliendo sus objetivos y se frota las manos. Lo peor es que las consecuencias de esos objetivos no las pagará solo el PSOE.

Si no desea seguir recibiendo estos artículos semanales, por favor, envié un correo electrónico a tomasmartintamayo@gmail.com



No hay comentarios: