La calma del encinar
2020
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a Día
Trae enero un caminar incierto, lento y perezoso,
arrastrando la resaca de un diciembre de burbujas apagadas. Transcurrirá 2020 como lo hizo 2019 y hará 2021, porque lo que hemos acordado en llamar tiempo
se nos escapa, no admite componendas y es
inalterable, machacón, cíclico, indiferente y seguro. Al margen de todo,
gira sus agujas en la esfera de nuestras vidas, sin inmutarse, sin alterar su
paso. No hay acontecimiento capaz de modificar su ritmo, aunque su parsimonia altere el nuestro, porque
no le damos tiempo al tiempo, que ese es nuestro mal. El tiempo es el único
invento perdurable.
La piedra giratoria del gran molino no reconoce el grano que
tritura y es igual el deshecho de
trigo, maíz o centeno, por mucho que
cada partícula, nosotros mismos, pugne por ser lo más importante del costal
en el que caemos ¿Cómo se distingue el
excelentísimo de los parias en la esportilla que recoge nuestros restos? El
tiempo nos supera por su indiferencia, como el viento a la esquina que se le interpone.
Nos pierde la prisa y el afán por embridar cada segundo de un tiempo que no nos
necesita ni pertenece.
Y da igual enero o diciembre, zarandajas, pretenciosas
unidades de medida, convencionalismos, acuerdos
a los que hemos llegado para intentar ordenar lo que no necesita nuestro
orden ni concierto. Lo fijo, lo
inalterable, lo incesante es el giro, su desplazamiento indiferente, al margen
del soplo que supone nuestra existencia, creyéndonos, eso sí, dueños y
directores de un orden que nos ignora porque somos invisibles, anécdotas que ni
siquiera serán anotadas entre el tic y el tac. Que es el universo el que nos
mira y nos sostiene y el paisaje el que nos contempla, aunque creamos que todo
se ha hecho para servirnos, como señores de una creación que ignora nuestra
existencia. Empeñados en ordenar el caos, seguimos empujándolo, a codazos, para
encontrar un sitio en medio de la nada. Somos naturaleza presuntuosa y maligna,
en medio de la naturaleza a la que
pertenecemos y a la que queremos destruir. Sin armonía.
2020, si acaso una fracción, un parpadeo entre la gran
explosión y la nada que definitivamente somos. Un suspiro del existir infinito
y del perecer eterno, el soplo que hemos
alambrado entre un hipotético enero y un supuesto diciembre que nada
significan, nada son y nada importan. A
su paso y sin prisas, el tiempo muerde nuestro acero y cincela cornisas
espectrales en las pirámides que levantamos para asentar una huella imposible
de nuestro paso. La piedra y la brizna ya estaban cuando nosotros llegamos.
Empeñados en alargar nuestra sombra, olvidamos que es el sol
quien la gobierna. ¿Es más importante la sombra que nos sigue, zigzagueante, que la del olivo que gira? Subdividimos las
subdivisiones que dividimos hasta el infinito, para clasificarnos entre
nosotros mismos. Altos, ricos, listos, negros, bajos, torpes, pobres…
complicando una existencia tan exigua que no supera ni el latido del guijarro,
que seguirá mirando cuando nos hayamos ido. Códigos, órdenes, tribunales y
fronteras bien amuralladas, para que la
brizna de al lado no nos de alcance. El Gran Orden debe reírse mucho de las majaderías
que tejemos como reyes de un orbe que gira sin vernos.
Y si el meteorito que tenemos asignado se ha desprendido de
sus frenos, no llegaremos al siguiente latido, pero sigamos con el juego en
este 2020 que ha nacido para obedecer nuestros designios. Eso es lo que
creemos.
_____________________________________________________________________________________________________________________
*Si desea recibir
mis artículos directamente envíe un correo electrónico a:
tomasmartintamayo@gmail.com. Todos los envíos se efectúan por consentimiento
expreso del solicitante. Si los recibe y no quiere seguir recibiéndolos,
indíquelo a ese mismo correo.
*A excepción del
correo electrónico facilitado, no dispongo de ningún otro dato, en la mayoría
de los casos ni siquiera de la identificación del titular del mismo.
*En los artículos
remitidos no se incluye ninguna publicidad y su reenvío es absolutamente
gratuito.
*Todos mis
artículos están abiertos en el blog Cuentos del Día a Día y se publican en la
edición impresa y digital del periódico HOY.
No hay comentarios:
Publicar un comentario