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La calma del encinar
CARICATURAS DE LA DUQUESA
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a
Día
He
ido a ver Rocky 7, la última entrega de la saga y en algunos pasajes el
protagonista se parecía más a la duquesa de Alba que a Sylvester Stallone. La
duquesa de Alba fue siempre una mujer de ideas propias, vivió a su aire y supo
disfrutar y exprimir la vida que le tocó en suerte, que no fue poca. Pese a la
deformidad de su rostro, con unos pómulos inyectados que casi le cerraban los
ojos y una boca de neumáticos que le impedían hablar con fluidez, producía más
ternura que rechazo. La cirugía hizo verdaderos estragos en ella, cincelándole
un rostro deforme que curiosamente parece marcar tendencia. En una España en la
que los nobles tienen poca presencia, ella, con sus no sé cuántos títulos
nobiliarios, tenía gracia incluso para hacer un corte de mangas o mandar
literalmente a la mierda al que la importunaba, sin perder un atisbo de clase.
Con billetes para asar a un rinoceronte, era querida y aceptada desde la
derecha a la izquierda social y aplaudida incluso en sus excentricidades. ¿Qué
va a quedar de la singular duquesa? Las pantallas llenas de “cayetanas”, aunque
no sean precisamente de Alba.
Algunas
de nuestras famosas y otras muchas aspirantes a serlo, han cogido su relevo en
el quirófano y unos rostros naturalmente agraciados, los están llenando de
siliconas, hilos, bótox y “plastilinas” extrañas, hasta el punto de que el
modelo de la duquesa, con sus pómulos invasivos, se impone y ya son muchas las
que comienzan a parecerse a ella. No voy a señalar a ninguna de las clonadas
hispanas porque el único nombre propio
es el de Cayetana, que es matriz y
modelo de la franquicia de su propio rostro. Sus imitadoras acabarán como
esperpentos de factoría, todos tallados con una silicona que cada día exige más
implantes, deformando las líneas naturales del rostro, hasta lograr unas caras
desfiguradas, enormes y “franskeistenadas” que dan miedo. ¿Imaginan encontrarse
con Donatella Versace en un callejón solitario? Y lo más extraño es que muchas
pagan hasta la ruina para conseguir que les quiten una arruga a cambio de que
el bótox las deforme, inflándolas como globos aerostáticos.
Estamos
en los puestos de cabeza de la UE en las intervenciones de cirugía
supuestamente estética, en muchos casos practicada por aficionados que no son
cirujanos plásticos y se prestan a ejecutar cualquier monstruosidad por dinero.
Niñas que piden a sus padres unos implantes mamarios como regalo, madres e
hijas que acuden al cirujano en familia, gente que incluso pasan necesidades
para poder hacerse unos retoques que exigen otros retoques, que exigen…. La que
quiere quitarse un lunar o ponérselo, levantarse los glúteos, lucir ojos achinados, narices de cerdo, labios
neumáticos, ubres de vaca… Y sobre todo, pómulos crecientes que alisen
cualquier arruga. Acaban con caras de odre y sin ojos y para contrarrestarlo,
estiramientos hasta que las orejas se junten en el cuello…
Gente
que hasta ayer mismo mostraban un rostro bien configurado, no admiten la obra
magistral del tiempo y se empeñan en poner freno a los años, intentando
contrarestar sus cinceladas por el expeditivo procedimiento de dejar de ser lo que fueron para pasar a ser franquiciadas
de la marca del esperpento. De todas ellas, la mejor fue sin duda la duquesa de
Alba.
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