viernes, 2 de octubre de 2015

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                             La calma del encinar
                             DESMONTANDO EXTREMADURA
                                                               Tomás Martín Tamayo
                                                           Blog Cuentos del Día a Día
                                                          Tomasmartintamayo@gmail.com

Aunque “las cosas de palacio van despacio”, parece que el gran paquidermo de la administración autonómica comienza a desperezarse y algunas idioteces de la anterior etapa llevan camino de olvidarse en el baúl de las ocurrencias políticas. Que la idiotez faraónica de llamar gobex (con minúsculas, por favor) a la Junta de Extremadura o parlamento a la Asamblea sirvan como botón de muestra de una legislatura en la que todo se confió a los beneficios electorales de resultar “guay” y modernito, pero a lomos de algo tan viejo como la mentira, negando incluso las evidencias de unos vuelos isleños con poca o ninguna “altura de miras”. Monago, que fue elegido por su padrino, Miguel Celdrán, para alejarlo del Ayuntamiento de Badajoz, recibió de cara el beneficio general que Zapatero regaló al PP y, por si fuera poco, el que le reportó el odio sarraceno de los diputados de IU hacia el PSOE, logrando de ellos una complicidad que, es de suponer, debía tener algún precio, aunque no se haya visto.

 Contra todo pronóstico, Monago ganó las elecciones y llegó a la presidencia, poniéndose en manos de un ocurrente como Iván Redondo, el mismo que ahora acaba de arruinar al PP en Cataluña. ¡Qué carrerón como asesor político lleva este personaje! De oca en oca, acabará asesorando al del puesto de chuches en Villaconejos de Arriba. Hace bien la Junta en acelerar el cambio sobre tonterías que sólo sirvieron para gastar dinero y  oxidar a un Monago que se creyó bonito, gastando en su imagen personal más que en la de un partido. El PP, que parecía apestarle. Poco a poco se desmonta el andamiaje y el compromiso de liquidar el Consejo Consultivo ya tiene fecha, aunque bien liquidado estaba desde que su presidente pasó al Consejo de Gobierno y un consejero tomó el relevo en el mismo como presidente. Después de ese intercambio de cromos y algunos informes elaborados a medida, poca duda dejaron de que de tal Consejo Consultivo no se debía seguir consejo ni  esperar consulta, porque era un suma y sigue del poder político, a pesar de que en su seno hay magníficos profesionales que se vieron globalmente contaminados. ¡Es el riesgo de estarse calladitos y de perfil!

Puestos a quitar tonterías, vaya con Dios la ESO de los mil euros, el cierre de los PAC o la humildad de un presidente que no tenía parabólica y, estoico él, se negó a vivir en la residencia oficial, multiplicando el gasto en escoltas, desplazamientos y en medidas de seguridad que, con el dinero de todos, le montamos en su propio domicilio. Allí quedan las mejoras, como incremento de su patrimonio, aunque creo que deberían pasarle las facturas correspondientes y reclamarle su abono o desmantelamiento. ¿Y la ocurrencia de limosnear con 300 euros a las ancianas nacidas antes de 1941? También la han enviado a la trituradora, aunque para la ex todopoderosa, doña Cristina Teniente -cada día menos jejeje-, “con estas medidas están desmontando Extremadura”. ¡Esta sí que sabe!

Poco a poco, se están borrando tonterías y haciendo camino, porque la medida de sancionar a las entidades bancarias que mantengan cerrados pisos expropiados, parece que toca de lleno un problema que nunca se quiso resolver. ¿Desmontando Extremadura o desmontando ocurrencias? Golpe a golpe, verso a verso.


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