jueves, 1 de mayo de 2014

EL CAJÓN DE LAS GUARRERÍAS

                        La calma del encinar
                   EL CAJÓN DE LAS GUARRERÍAS
                                                           Tomás Martín Tamayo
                                                           tomasmartintamayo@gmail.com

Hubo un tiempo en el que vi en Hernández Carrón, actual consejero de Sanidad y Política Social, cierta disposición para romper esquemas de la política hedionda y trasnochada que anidaba en algunas cabezas oxidadas del PP. Era joven, llegaba de refresco, no estaba maliciado, mostraba ambición, ánimo competitivo y, como maestro con plaza, no necesitaba del espigueo político para vivir, pero era un espejismo, evidentemente yo estaba confundido. La verdad es que en poco tiempo aprendió lo peor de la política, para alinearse exclusivamente con sus intereses personales, demostrando capacidad de simulación para ocultar sus fobias, claudicar y hacerse hombre-alfombra si la ocasión lo requería. Con esos atributos estaba cantado que subiría como la espuma al lado de Monago que, cuando necesitó imprimir en la Sanidad un carácter más político que de gestión profesional, le encomendó que enredara en el SES, dedicándose a rebuscar gastos de papel higiénico, copas y compresas, para poder enfangar la credibilidad de la oposición política…

Pero una cosa es la ambición política y otra la inteligencia política y desde que fue entronizado como responsable del SES, don Luis Alfonso está evidenciando que la gestión de un departamento fundamental, como el suyo, le viene tan grande como si al pequeño Galindo le ponen los calzones de Romay. Más que gestor del presente es supervisor de supuestas irregularidades del pasado y bien parece que se dedica no a achicar las interminables listas de espera, sino a administrar el cajón de las guarrerías para irlo administrando según convenga políticamente. ¿Es esto lo que necesita nuestra Sanidad? ¿El ordeño torticero del ayer es lo prioritario para “el gobierno de los mejores”? ¿Los asfixiados por la incapacidad de administrar la Renta Básica pueden sentirse protegidos con semejantes objetivos políticos? Esto es una ofensa para los pacientes y para los profesionales de la Sanidad.

Tufo pestilente, por oportunista, tenía todo lo relativo a las oposiciones en las que la exconsejera de Sanidad logró casi un pleno al quince, porque lo sacó con oportunismo y desatendió los requerimientos de CSI-F para que se cambiara al tribunal, con la añagaza de que el sindicato basaba su reclamación en una “relación indirecta” entre la exconsejera y el presidente del tribunal. Según su pulcro y meticuloso entender jurídico, deberían haber señalado una “relación directa”, así es que carpetazo a la solicitud. ¡Ahí queda eso! Evidenció mucha temeridad administrativa al dictar una resolución, que se demostrará injusta, por la que suspendía exclusivamente el examen de la exconsejera; cayó en una pataleta infantil al pretender que la perjudicada o beneficiada, en eso no entro, se examinara nuevamente con un tribunal diferente y, para rematar su semana de gloria, tres años después, sale con la mandanga de supuestas irregularidades en contratos sin concurso durante los gobiernos de Ibarra y Vara. ¡Yesterday!

Parece verdad, como aseguraba ayer “off the record” una concejala, que Luis Alfonso Hernández Carrón es “político, político, político y solo político”, pero también es verdad que la Sanidad extremeña necesita cabeza, limpieza en la ejecución, dosis de paciencia, trabajo, conocimiento y mucha conciencia social. Si el único atributo político del responsable del SES es la martingala, malos tiempos se avecinan para la salud en Extremadura. Así no tiene cura.



1 comentario:

Chelo dijo...

Si el Consejero Hernández Carron, sigue demostrando su todo política, no es eso precisamente lo necesario para la sanidad extremeña, es la GESTION y gestores.
Mal vamos en una de la principales necesarias de esta región. También en la,misma línea la atención a quienes les,hace falta,una,GESTION con eficiencia en las,ayudas sociales, no todo puede ser exigencia y sacrificios,a,un pueblo que,parece,condenado al sufrimiento y la desidia de sus mandatarios. Y un toque a IU más supervisión de la gestión y menos palabra. Ya los romanos inventaron "pan y circo", pero circo sin pan no es admisible.