La
calma del encinar
EL
CAJÓN DE LAS GUARRERÍAS
Tomás Martín Tamayo
Hubo un tiempo en el que vi en Hernández Carrón, actual consejero de
Sanidad y Política Social, cierta disposición para romper esquemas de la
política hedionda y trasnochada que anidaba en algunas cabezas oxidadas del PP.
Era joven, llegaba de refresco, no estaba maliciado, mostraba ambición, ánimo
competitivo y, como maestro con plaza, no necesitaba del espigueo político para
vivir, pero era un espejismo, evidentemente yo estaba confundido. La verdad es
que en poco tiempo aprendió lo peor de la política, para alinearse
exclusivamente con sus intereses personales, demostrando capacidad de
simulación para ocultar sus fobias, claudicar y hacerse hombre-alfombra si la
ocasión lo requería. Con esos atributos estaba cantado que subiría como la
espuma al lado de Monago que, cuando necesitó imprimir en la Sanidad un
carácter más político que de gestión profesional, le encomendó que enredara en
el SES, dedicándose a rebuscar gastos de papel higiénico, copas y compresas,
para poder enfangar la credibilidad de la oposición política…
Pero una cosa es la ambición política y otra la inteligencia política y
desde que fue entronizado como responsable del SES, don Luis
Alfonso está evidenciando que la gestión de un departamento
fundamental, como el suyo, le viene tan grande como si al pequeño Galindo le
ponen los calzones de Romay. Más que gestor del presente es supervisor de
supuestas irregularidades del pasado y bien parece que se dedica no a achicar
las interminables listas de espera, sino a administrar el cajón de las
guarrerías para irlo administrando según convenga políticamente. ¿Es esto lo
que necesita nuestra Sanidad? ¿El ordeño torticero del ayer es lo prioritario
para “el gobierno de los mejores”? ¿Los asfixiados por la incapacidad de
administrar la Renta Básica pueden sentirse protegidos con semejantes objetivos
políticos? Esto es una ofensa para los pacientes y para los profesionales de la
Sanidad.
Tufo pestilente, por oportunista, tenía todo lo relativo a las
oposiciones en las que la exconsejera de Sanidad logró casi un pleno al quince,
porque lo sacó con oportunismo y desatendió los requerimientos de CSI-F para
que se cambiara al tribunal, con la añagaza de que el sindicato basaba su
reclamación en una “relación indirecta” entre la exconsejera y el presidente
del tribunal. Según su pulcro y meticuloso entender jurídico, deberían haber
señalado una “relación directa”, así es que carpetazo a la solicitud. ¡Ahí
queda eso! Evidenció mucha temeridad administrativa al dictar una resolución,
que se demostrará injusta, por la que suspendía exclusivamente el examen de la
exconsejera; cayó en una pataleta infantil al pretender que la perjudicada o
beneficiada, en eso no entro, se examinara nuevamente con un tribunal diferente
y, para rematar su semana de gloria, tres años después, sale con la mandanga de
supuestas irregularidades en contratos sin concurso durante los gobiernos de
Ibarra y Vara. ¡Yesterday!
Parece verdad, como aseguraba ayer “off the record” una concejala, que Luis Alfonso Hernández Carrón es “político,
político, político y solo político”, pero también es verdad que la Sanidad extremeña
necesita cabeza, limpieza en la ejecución, dosis de paciencia, trabajo,
conocimiento y mucha conciencia social. Si el único atributo político del
responsable del SES es la martingala, malos tiempos se avecinan para la salud
en Extremadura. Así no tiene cura.
1 comentario:
Si el Consejero Hernández Carron, sigue demostrando su todo política, no es eso precisamente lo necesario para la sanidad extremeña, es la GESTION y gestores.
Mal vamos en una de la principales necesarias de esta región. También en la,misma línea la atención a quienes les,hace falta,una,GESTION con eficiencia en las,ayudas sociales, no todo puede ser exigencia y sacrificios,a,un pueblo que,parece,condenado al sufrimiento y la desidia de sus mandatarios. Y un toque a IU más supervisión de la gestión y menos palabra. Ya los romanos inventaron "pan y circo", pero circo sin pan no es admisible.
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