Cojo el título de un análisis sosegado de Javier Marcos Arévalo, “La
identidad extremeña. Reflexiones desde la antropología social”, en el que
deshaciendo estereotipos, se analizan
aspectos que nos definen, nos identifican y perduran en el tiempo con matices
de escaso calibre. Tanto es así que la décima de Francisco Gregorio de Salas
sigue vigente doscientos años después: “Espíritu desunido/ anima a los
extremeños/jamás entran en empeños/ ni quieren tomar partido./ Cada cual en sí
metido/ y contento en su rincón/ aunque es hombre de razón/ vivo ingenio y
agudeza/ vienen a ser por pereza los indios de la nación”. /Ya me dirán las
sustanciales diferencias que se aprecian entre el poema y la foto fija que aún
perdura: “sencillos, francos, sacrificados, hospitalarios, aislados,
indolentes, atrasados e individualistas…”.
Recomiendo, por clarificador, la lectura del trabajo de Marcos Arévalo,
que sólo uso como percha para esta
reflexión. Sería muy positiva su difusión para poder doblegar esos aspectos
negativos que habiéndonos identificado nos siguen identificando. ¿Seguimos desunidos, cada cual en sí metido y
contentos en nuestro rincón?
Cojo el título de un análisis sosegado de Javier Marcos Arévalo, “La
identidad extremeña. Reflexiones desde la antropología social”, en el que
deshaciendo estereotipos, se analizan
aspectos que nos definen, nos identifican y perduran en el tiempo con matices
de escaso calibre. Tanto es así que la décima de Francisco Gregorio de Salas
sigue vigente doscientos años después: “Espíritu desunido/ anima a los
extremeños/jamás entran en empeños/ ni quieren tomar partido./ Cada cual en sí
metido/ y contento en su rincón/ aunque es hombre de razón/ vivo ingenio y
agudeza/ vienen a ser por pereza los indios de la nación”. /Ya me dirán las
sustanciales diferencias que se aprecian entre el poema y la foto fija que aún
perdura: “sencillos, francos, sacrificados, hospitalarios, aislados,
indolentes, atrasados e individualistas…”.
Recomiendo, por clarificador, la lectura del trabajo de Marcos Arévalo,
que sólo uso como percha para esta
reflexión. Sería muy positiva su difusión para poder doblegar esos aspectos
negativos que habiéndonos identificado nos siguen identificando. ¿Seguimos desunidos, cada cual en sí metido y
contentos en nuestro rincón? ¿Sigue vigente que somos aislados, indolentes,
atrasados e individualistas? Que cada uno saque sus conclusiones, pero es
evidente que sólo nos movemos cuando nos vemos directamente afectados porque el
problema llama a nuestra puerta. Y si el problema llama a muchas puertas, son ésas
las que se abren, pero ninguna más. La mejor evidencia la estamos viendo estos
días en Extremadura por el cierre de los PAC, las “urgencias médicas”. ¿Alguna
manifestación, algún pancarteo ajeno a los pueblos afectados? Los núcleos
grandes de población, generalmente bien asistidos de dotaciones
hospitalarias, no se sienten afectados
porque los pequeños pierdan un puesto de urgencia. En Extremadura sólo sangra
el que tiene la herida.
El tema es tan definitorio que incluso los propios pueblos van a su
aire y hoy sale a la palestra uno y mañana el vecino, porque parece que no han
sido capaces de coordinarse para una acción conjunta en toda Extremadura. Sigue
el gota a gota que se disuelve en unas líneas, descartando la posibilidad de
una acción conjunta que, sin duda,
tendría muchos adeptos porque creo que la mayoría de los extremeños están
contra una medida que, debiendo ser la última, va en cabeza. Del individualismo
siempre se han servido para imponernos un criterio, sabedores de que, más allá
del derecho al pataleo, en Extremadura no se llega a nada. Lo que le ocurra al
vecino que el vecino lo arregle. “Semos asina”, pocos y desunidos. Aquí está
muy asentado lo de que “cada palo aguante su vela” y “cada mochuelo en su
olivo”
Y ya que empecé con un poema de Francisco Gregorio de Salas, acabo con
otro de Martín Niemöller:
“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas/ guardé
silencio,/ porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas/ guardé silencio,/ porque yo
no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a llevarse a los sindicalistas,/ no protesté porque yo
no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos, /no protesté,/ porque yo no
era judío.
Cuando vinieron a buscarme/ no había nadie más que pudiera protestar”.
Pues eso.
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