miércoles, 20 de junio de 2012

LA IDENTIDAD EXTREMEÑA


Cojo el título de un análisis sosegado de Javier Marcos Arévalo, “La identidad extremeña. Reflexiones desde la antropología social”, en el que deshaciendo estereotipos,  se analizan aspectos que nos definen, nos identifican y perduran en el tiempo con matices de escaso calibre. Tanto es así que la décima de Francisco Gregorio de Salas sigue vigente doscientos años después: “Espíritu desunido/ anima a los extremeños/jamás entran en empeños/ ni quieren tomar partido./ Cada cual en sí metido/ y contento en su rincón/ aunque es hombre de razón/ vivo ingenio y agudeza/ vienen a ser por pereza los indios de la nación”. /Ya me dirán las sustanciales diferencias que se aprecian entre el poema y la foto fija que aún perdura: “sencillos, francos, sacrificados, hospitalarios, aislados, indolentes, atrasados e individualistas…”.

 Recomiendo, por clarificador, la lectura del trabajo de Marcos Arévalo, que sólo uso como  percha para esta reflexión. Sería muy positiva su difusión para poder doblegar esos aspectos negativos que habiéndonos identificado nos siguen identificando.  ¿Seguimos desunidos, cada cual en sí metido y contentos en nuestro rincón?
Cojo el título de un análisis sosegado de Javier Marcos Arévalo, “La identidad extremeña. Reflexiones desde la antropología social”, en el que deshaciendo estereotipos,  se analizan aspectos que nos definen, nos identifican y perduran en el tiempo con matices de escaso calibre. Tanto es así que la décima de Francisco Gregorio de Salas sigue vigente doscientos años después: “Espíritu desunido/ anima a los extremeños/jamás entran en empeños/ ni quieren tomar partido./ Cada cual en sí metido/ y contento en su rincón/ aunque es hombre de razón/ vivo ingenio y agudeza/ vienen a ser por pereza los indios de la nación”. /Ya me dirán las sustanciales diferencias que se aprecian entre el poema y la foto fija que aún perdura: “sencillos, francos, sacrificados, hospitalarios, aislados, indolentes, atrasados e individualistas…”.
 Recomiendo, por clarificador, la lectura del trabajo de Marcos Arévalo, que sólo uso como  percha para esta reflexión. Sería muy positiva su difusión para poder doblegar esos aspectos negativos que habiéndonos identificado nos siguen identificando.  ¿Seguimos desunidos, cada cual en sí metido y contentos en nuestro rincón? ¿Sigue vigente que somos aislados, indolentes, atrasados e individualistas? Que cada uno saque sus conclusiones, pero es evidente que sólo nos movemos cuando nos vemos directamente afectados porque el problema llama a nuestra puerta. Y si el problema llama a muchas puertas, son ésas las que se abren, pero ninguna más. La mejor evidencia la estamos viendo estos días en Extremadura por el cierre de los PAC, las “urgencias médicas”. ¿Alguna manifestación, algún pancarteo ajeno a los pueblos afectados? Los núcleos grandes de población, generalmente bien asistidos de dotaciones hospitalarias,  no se sienten afectados porque los pequeños pierdan un puesto de urgencia. En Extremadura sólo sangra el que tiene la herida.
 El tema es tan definitorio que incluso los propios pueblos van a su aire y hoy sale a la palestra uno y mañana el vecino, porque parece que no han sido capaces de coordinarse para una acción conjunta en toda Extremadura. Sigue el gota a gota que se disuelve en unas líneas, descartando la posibilidad de una acción conjunta  que, sin duda, tendría muchos adeptos porque creo que la mayoría de los extremeños están contra una medida que, debiendo ser la última, va en cabeza. Del individualismo siempre se han servido para imponernos un criterio, sabedores de que, más allá del derecho al pataleo, en Extremadura no se llega a nada. Lo que le ocurra al vecino que el vecino lo arregle. “Semos asina”, pocos y desunidos. Aquí está muy asentado lo de que “cada palo aguante su vela” y “cada mochuelo en su olivo”
 Y ya que empecé con un poema de Francisco Gregorio de Salas, acabo con otro de Martín Niemöller:
“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas/ guardé silencio,/ porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas/ guardé silencio,/ porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a llevarse a los sindicalistas,/ no protesté porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos, /no protesté,/ porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme/ no había nadie más que pudiera protestar”. Pues eso.

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