Esta Semana Santa se ha puesto de moda entre los políticos hablar de la
“pasión” de Arnaldo Otegui, al que todos quieren ver en la calle. Es un paso
más, porque no necesitamos una bola de cristal para adelantarnos a un futuro
que se está levantando pacientemente, con inteligencia, y mucha complicidad.
Despacio, dejándolo caer como algo inocente
que no debe preocupar a nadie, Cataluña está ultimando la pista para iniciar el
despegue de su independencia en el 2014, con referendo o con una cesión total
de soberanía. Para entonces, tras las elecciones de 2013, la izquierda
abertzale estará asentada en el parlamento vasco y uno de los suyos,
posiblemente Arnaldo Otegui, “el hombre de paz”, jurará bajo el árbol de
Guernica como nuevo lehendakari.
¿Pura imaginación? Creo que no,
porque esa es la ruta que nos están metiendo con calzador. Despacito y buena
letra, esto tiene unos antecedentes que abocarán en los consecuentes que se
persiguen: la independencia de las dos comunidades, contando con la bendición
de lo que ellos llaman despectivamente España. Para lograr su objetivo, vascos
y catalanes cuentan con poderosos aliados que están extendiéndole alfombras
capaces de poner sordina a cualquier estridencia. Sin ruido de sables, sin
frus-frus de togas y con mucha complicidad mediática para hacernos ver que ese
camino es natural e incluso consecuencia de mucha “visión de Estado”.
¿Fue una insignificancia la sentencia del Tribunal Constitucional,
anulando la decisión de Supremo, para que Amaiur pudiera presentarse a las
elecciones municipales? Los aliados de ETA nunca le dieron importancia a la
sentencia del Tribunal Supremo porque, según dijeron, “tenían garantías de que
el Constitucional les daría luz verde”. El PP, en la oposición, cogió la
antorcha de la rebeldía frente a una jugada tan burda, pero ahora en el
Gobierno se ha opuesto a tramitar la ilegalización de Amaiur que pedía UPy D en
el Congreso de los Diputados. La claudicación va sumando adeptos.
Las encuestas que, que curioso, no se han hecho públicas, señalan un
vuelco espectacular en el País Vasco en las elecciones autonómicas del 2013, en
las que Batasuna, Amaiur, Bildu o “Anda y que os den”, lograría la mayor
representación, que podría llegar a mayoría absoluta con la ayuda de los
partidos nacionalistas. PSOE y PP quedarían reducidos a fuerzas testimoniales e
incómodas, extranjeras, pero ya se sabe que “sarna con gusto no pica”. Está tan
aceptada la hoja de ruta que el propio lehendakari, Patxi López, ha exonerado a
los etarras de la obligación de pedir perdón a las víctimas porque “el perdón
es un concepto cristiano”. En ese escenario cercano, sí o sí, se oficiará la
claudicación del Estado español. “¿Por qué lo llaman amor, cuando quieren decir
sexo?”.Siguiendo la representación a la que estamos asistiendo, en apenas diez
años podremos analizar quien, tras esta aparente “rendición de ETA”, ha sido el
vencedor y quien el vencido. A pesar de lo que se dice, los terroristas tienen
motivo para la alegría porque su objetivo primigenio lo ven cercano. Su
“esfuerzo” habrá merecido la pena. ¿Y el nuestro? Se verá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario