No me siento engañado por los recortes del
Gobierno porque sé que de dónde no hay no se puede sacar, y es urgente acabar
con la tragicomedia de Zapatero, bajando el telón de una puñetera vez. No sólo no
me considero engañado por las políticas de achiques presupuestarios y los
lengüetazos a nuestra economía, sino que sé que a los recortes definidos se sumarán
algunos más y no menos dolorosos, incluido el más grave, los 600.000 nuevos
parados que vaticina el propio Gobierno. No es resignación, es realismo, es
evidencia. Prefiero este “a cara de perro” que los ungüentos de los brotes
verdes y demás monsergas. Rajoy no es milagrero, de él sólo podemos esperar un
trabajo duro y, Dios lo quiera, honrado. Y que acierte. No lo busquemos
haciendo brotar agua de una piedra, ni chasqueando los dedos para que nos
llegue “el maná del desierto”. Ni subiéndose a un monte para reeditar el
milagro de la multiplicación de panes y peces, porque lo que tiene son habas
contadas. Lo de Churchill: “sangre, sudor y lágrimas”.
El
Gobierno está administrando una ruina, porque es una ruina lo que se ha
encontrado. Nada untada con nada es nada, pero seguro que algunos dirán que eso
es bueno porque no engorda ni sube el colesterol malo. Que los listos, entre
los que están CC OO y UGT, den un paso al frente y nos expliquen cómo se hace
pan sin fuego, sin cereales y sin agua, pero que los culpables directos de este
desaguisado, incluidos UGT y CC OO, tengan la decencia de callarse un rato,
porque ellos son los únicos que no pueden hablar, si no es para pedir perdón.
¿Qué van a tomar la calle? Si tuvieran vergüenza la que deberían tomar es la de
Villadiego, y no detenerse ni para mirar de reojo. Tienen que subir los
impuestos directos, los indirectos e incluso sacar de la chistera otros nuevos,
porque la limonada la tienen que hacer exprimiendo la piel del limón, las hojas
y hasta la corteza del limonero.
Asunto distinto es que no se puede igualar
lo desigual y que Extremadura, castigada por el conformismo, sumisión y
mansedumbre de nuestros dirigentes, no puede desde su situación soportar el mismo
tirón que las demás CC AA, porque partimos de realidades diferentes y con unas
condiciones muy desfavorables. ¿Qué hará la Junta ? Lo anunciado: firme, saludo militar,
tragar saliva, sonreír y cerrar el grifo, porque mientras algunos están
exigiendo la independencia, aquí seguimos esperando la autonomía. Pero esto no
debemos apuntarlo en el “debe” del Gobierno y sí en el “haber” de la Junta. Algún día habremos de
analizar estos cuentos de la maldita
resignación.
¿Que esto es una catástrofe, una ruina
generalizada, una agonía desde la que no se ve luz al final del túnel? Eso
depende, porque la clase alta, los viejos generales, verán la guerra desde su
atalaya, para que no les salpique la sangre. 14.000 euros mensuales, 7.000 por
su condición de expresidente y otros 7.000 por estar en el invento del Consejo
de Estado, garantizan a Zapatero seguir la tragedia con unos prismáticos… Aunque,
como es tan listo, capaz es de ponérselos al revés.
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