Tiempo habrá para analizar en profundidad las decisiones del Gobierno de Rajoy, pero de entrada han conseguido que se visualice algo muy importante: tenemos Gobierno. Las sorpresas de algún sector de la oposición, que ignoraba el fondo de la batería de reformas que se anuncian, demuestran ignorancia del programa del PP y desconocimiento de la determinación de Rajoy de concluir, en apenas un mes, con dos años de desgobierno o “desingobierno” en los que España ha sido “la casa de tócame Roque”. En la UE nos consideraban un país estrafalario, poco fiable, en caída libre y gobernado por un visionario. Esa percepción se está corrigiendo. Las medidas “guais” de modernismo bufo, como la de legislar para que las niñas de dieciséis años pudieran abortar sin consentimiento ni conocimiento de los padres, van a ser modificadas, con la airada protesta del PSOE, que en su día celebró la aprobación de aquel disparate con varias ministras dando saltitos de alegría, exultantes, como colegialas que han recibido carta del noviete.
Resultaba contradictorio que la misma niña que adquiría el abortivo sin receta médica, o que abortaba por su cuenta y riesgo y al margen de sus progenitores, no pudiera al salir de la clínica tomarse una cerveza porque el alcohol está prohibido a los menores. El PSOE se muestra sorprendido y hablan incluso de involucionismo, porque la “prisión permanente revisable” les parece un atentado que limita los derechos de los terroristas y delincuentes mayores. Su portavoz de Justicia, vaya joya, evidentemente crispado, repitió en tres ocasiones un patético “no lo vamos a consentir”. ¿Cómo lo piensan impedir? Andaba tan despistado que, con el mismo tono mandón y prepotente, seguía colocando el disco altivo de cuando tenían el poder. Alguien debería decirle que han bajado hasta los 110 diputados, que el PP tiene mayoría absoluta y que el cambio no se ha producido para que los que han llegado mantengan las inercias estúpidas de los que se fueron. Somos menos “guais”, pero somos más serios…
El último año de gobierno socialista fue de rechifla total, España a la deriva como un pecio fantasma, con un presidente sonado, grogui, ensimismado, huido y casi en busca y captura, y un gobierno en desbandada, descordinado, incapaz de marcar un rumbo mínimamente coherente, gastando millones en patochadas internacionales e intentando a la desesperada taponar una brecha por la que finalmente se le escaparon millones de votos. Quedó el PSOE tan tocado que no es capaz de hacer un análisis sereno de lo ocurrido y, deprisa y corriendo, andan como pollos sin cabeza, buscando la regeneración, que risa, en Rubalcaba o la Chacón, las dos alitas principales del angelito ZP. La mayor evidencia de lo agotado que está el PSOE es su incapacidad para ver más allá de esos dos grandes quemados, que alargarán hasta el desaliento la travesía del desierto.
Tenemos Gobierno y aunque apuntan bastos para todos, con recortes y achiques que dejarán aún más exhausta nuestra economía y el estado de bienestar, también tenemos la posibilidad de soñar que habrá mañana, que esta tormenta pasará y volveremos a ser un país normal, gobernado por gentes normales. Es tanto que parece poco.
Resultaba contradictorio que la misma niña que adquiría el abortivo sin receta médica, o que abortaba por su cuenta y riesgo y al margen de sus progenitores, no pudiera al salir de la clínica tomarse una cerveza porque el alcohol está prohibido a los menores. El PSOE se muestra sorprendido y hablan incluso de involucionismo, porque la “prisión permanente revisable” les parece un atentado que limita los derechos de los terroristas y delincuentes mayores. Su portavoz de Justicia, vaya joya, evidentemente crispado, repitió en tres ocasiones un patético “no lo vamos a consentir”. ¿Cómo lo piensan impedir? Andaba tan despistado que, con el mismo tono mandón y prepotente, seguía colocando el disco altivo de cuando tenían el poder. Alguien debería decirle que han bajado hasta los 110 diputados, que el PP tiene mayoría absoluta y que el cambio no se ha producido para que los que han llegado mantengan las inercias estúpidas de los que se fueron. Somos menos “guais”, pero somos más serios…
El último año de gobierno socialista fue de rechifla total, España a la deriva como un pecio fantasma, con un presidente sonado, grogui, ensimismado, huido y casi en busca y captura, y un gobierno en desbandada, descordinado, incapaz de marcar un rumbo mínimamente coherente, gastando millones en patochadas internacionales e intentando a la desesperada taponar una brecha por la que finalmente se le escaparon millones de votos. Quedó el PSOE tan tocado que no es capaz de hacer un análisis sereno de lo ocurrido y, deprisa y corriendo, andan como pollos sin cabeza, buscando la regeneración, que risa, en Rubalcaba o la Chacón, las dos alitas principales del angelito ZP. La mayor evidencia de lo agotado que está el PSOE es su incapacidad para ver más allá de esos dos grandes quemados, que alargarán hasta el desaliento la travesía del desierto.
Tenemos Gobierno y aunque apuntan bastos para todos, con recortes y achiques que dejarán aún más exhausta nuestra economía y el estado de bienestar, también tenemos la posibilidad de soñar que habrá mañana, que esta tormenta pasará y volveremos a ser un país normal, gobernado por gentes normales. Es tanto que parece poco.
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