Agapito Gómez Villa, maestro y amigo, dice que aprendió el arameo para poder blasfemar. Demuestra así su sentido práctico, porque el arameo no tiene otra utilidad que jurar, maldecir, blasfemas o cag… en las muelas de alguien, ya que está feo hacerlo en cristiano y que todo el mundo lo entienda. Los judíos fueron obligados por los Reyes Católicos a convertirse al cristianismo si querían evitar la expulsión o la horca, y muchos de ellos aprovecharon el arameo para jurar en falso, aparentando una cosa mientras manifestaban la contraría. Los doctos blasfeman en latín y el griego y los que tienen “altura de miras” en euskera y catalá…
Bueno pues resulta que a toro pasado, al PSOE le están saliendo analistas por todas partes, gente que ha estado agazapada, sin decir ni mu y ahora, cuando el tsunami zapateril lo ha arrasado todo, salen para afirmar categóricamente que todo está arrasado. ¡Qué visión de futuro! ¿Dónde estaban estos socráticos que durante la tempestad prefirieron callar y guardar la ropa? ¿Es que no sabían lo que iba a ocurrir? Que entren en la hemeroteca de este periódico y ahí encontraran vaticinios muy añejos de lo que se estaba fraguando y que todo el mundo veía, menos los sénecas que han decidido hacerse ahora un lugar al sol con lo que ayer no quisieron ver ni evitar. Si no querían exponerse blasfemando en cristiano, mejor que guardar silencio es que hubieran aprendido el arameo, como Agapito Gómez Villa.
El PSOE está tan perdido que hasta es posible que busque su futuro en el pasado. ¿Rubalcaba o Chacón? Pues vaya. Ya aviso hoy y desde aquí, que eso es cerrar en falso la herida, alargar la travesía del desierto y esconder la cabeza debajo del ala. Zapatero, Rubalcaba y Chacón, por ese orden, están identificados por el electorado como partes esenciales del problema y ninguno de ellos puede presentarse como solución. El dolor de cabeza no es la solución para el dolor de cabeza. Si eligen por esos derroteros, mañana, cuando hayan fracasado, llegarán los mismos analistas para asegurar que el problema es que la herida se cerró en falso y que Rubalcaba o la Chacón no eran los adecuados para liderar un proceso de regeneración. Mañana.
Los socialistas estaban muy acomodados en el oasis y para aclimatarse a las arenas del desierto no deberían perder tiempo y energías buscando agua donde no la hay. La catarsis exige un corte sincero y una revisión profunda del óxido que han ido acumulando durante años de pancismo y silencio vergonzante. Buscar culpables entre las víctimas territoriales sólo sirve para restar energías a la solución del problema, porque el culpable es Zapatero y todos los que se amamantaron de sus ubres, tragaron saliva, se pusieron de perfil y miraron para otra parte. Todos. El PSOE aprendió de la dureza del palo cuando este cayó sobre él y no se percató del drama de los cinco millones de parados hasta que le dieron la espalda. Manuel Pacheco lo dijo a su modo: “para curar el cáncer no sirven las libélulas”. Tampoco Rubalcaba o Chacón, ni los analistas a toro pasado. El lunes es fácil acertar la quiniela.
Bueno pues resulta que a toro pasado, al PSOE le están saliendo analistas por todas partes, gente que ha estado agazapada, sin decir ni mu y ahora, cuando el tsunami zapateril lo ha arrasado todo, salen para afirmar categóricamente que todo está arrasado. ¡Qué visión de futuro! ¿Dónde estaban estos socráticos que durante la tempestad prefirieron callar y guardar la ropa? ¿Es que no sabían lo que iba a ocurrir? Que entren en la hemeroteca de este periódico y ahí encontraran vaticinios muy añejos de lo que se estaba fraguando y que todo el mundo veía, menos los sénecas que han decidido hacerse ahora un lugar al sol con lo que ayer no quisieron ver ni evitar. Si no querían exponerse blasfemando en cristiano, mejor que guardar silencio es que hubieran aprendido el arameo, como Agapito Gómez Villa.
El PSOE está tan perdido que hasta es posible que busque su futuro en el pasado. ¿Rubalcaba o Chacón? Pues vaya. Ya aviso hoy y desde aquí, que eso es cerrar en falso la herida, alargar la travesía del desierto y esconder la cabeza debajo del ala. Zapatero, Rubalcaba y Chacón, por ese orden, están identificados por el electorado como partes esenciales del problema y ninguno de ellos puede presentarse como solución. El dolor de cabeza no es la solución para el dolor de cabeza. Si eligen por esos derroteros, mañana, cuando hayan fracasado, llegarán los mismos analistas para asegurar que el problema es que la herida se cerró en falso y que Rubalcaba o la Chacón no eran los adecuados para liderar un proceso de regeneración. Mañana.
Los socialistas estaban muy acomodados en el oasis y para aclimatarse a las arenas del desierto no deberían perder tiempo y energías buscando agua donde no la hay. La catarsis exige un corte sincero y una revisión profunda del óxido que han ido acumulando durante años de pancismo y silencio vergonzante. Buscar culpables entre las víctimas territoriales sólo sirve para restar energías a la solución del problema, porque el culpable es Zapatero y todos los que se amamantaron de sus ubres, tragaron saliva, se pusieron de perfil y miraron para otra parte. Todos. El PSOE aprendió de la dureza del palo cuando este cayó sobre él y no se percató del drama de los cinco millones de parados hasta que le dieron la espalda. Manuel Pacheco lo dijo a su modo: “para curar el cáncer no sirven las libélulas”. Tampoco Rubalcaba o Chacón, ni los analistas a toro pasado. El lunes es fácil acertar la quiniela.
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