Mucho antes del pasado 22 de mayo, se conocía con bastante aproximación lo que iba a salir de las urnas, pero el Gobierno de Zapatero y el PSOE de Zapatero siguieron aferrados al timón, sin querer ver los saltos, los rápidos y las cataratas que estaban formando con sus estupideces. Las urnas cantaron y dejaron las previsiones más fatalistas en pañales porque, en el colmo de los colmos, perdieron también en Castilla la Mancha y Extremadura. El desastre no tenía precedentes, pero ni así tuvieron reaños para exigir una catarsis y, a pesar de todo y teniendo tan claro a los culpables, los socialistas continuaron apiñados en torno al amado líder, permitiéndole incluso que señalara con el dedito al candidato que habría de sustituirlo. Y el amado líder, -¡Oh, sorpresa¡-, volvió a confundirse porque tiene una alianza de sangre con el error y su dedito señaló a Rubalcaba, el segundo mayor quemado, después de él mismo. ¿Qué dijeron los socialistas? Los socialistas, como ovejas modorras, dijeron beeeee.
Personalmente me sorprendió que Fernández Vara, a quien tengo por sensato, fuera uno de los más madrugadores en la aceptación de Rubalcaba, la ruina de candidato que acababa de señalar Zapatero. Vara arguyó algo así como que “Rubalcaba era el mejor situado para representar, aglutinar y sintonizar con el PSOE”. Grave error, porque en unas elecciones generales hay que buscar al candidato que mejor aglutine y sintonice con el electorado. Aún falta mucho para el 20-N (la fecha elegida fue otra estupidez), pero como ocurrió el 22 de mayo, la duda es si la nave socialista caerá a la fosa marina de los cien diputados o los tocará con la quilla. Cien por arriba, cien por abajo, tendrán los socialistas otro motivo para acordarse de Zapatero, de Rubalcaba y de la tropa de ineptos que fraguaron la ruina de España y del partido.
Días atrás, Fernández Vara, con una sensata anticipación, dijo que si el resultado es malo, se impone una revisión a fondo del partido, abriendo puertas y ventanas para que entre la luz con un congreso anticipado. En cierto modo se ha redimido de su error anterior, porque nada de lo que digan y nada de lo que hagan, va a evitar que Rubalcaba se quede en la gatera los cuatro pelos que le quedan. A Rubalcaba, claro, no le gustaron las declaraciones de Vara y le dijo que calladito estaba más guapo, pero, desde fuera, las palabras de Fernández Vara se recibieron como una muestra de cordura y pragmatismo. ¿Es que quieren seguir ramoneando después de la que se avecina? ¿Quieren ponerse de perfil, apretar el culito y aquí no ha pasado nada? Vara ya se ha posicionado.
El PSOE tiene que purgar en las urnas el desastre de estos años de pesadilla, pero es un partido con recursos, con estrategias, con una base social importante y con una militancia aguerrida y capaz de reflotar la nave, pero tiene que abrirse en canal y buscar gente que aporte nueva imagen, ideas e ideales. No deberían enrocarse en el pasado. Perfiles como el de Vara…
Personalmente me sorprendió que Fernández Vara, a quien tengo por sensato, fuera uno de los más madrugadores en la aceptación de Rubalcaba, la ruina de candidato que acababa de señalar Zapatero. Vara arguyó algo así como que “Rubalcaba era el mejor situado para representar, aglutinar y sintonizar con el PSOE”. Grave error, porque en unas elecciones generales hay que buscar al candidato que mejor aglutine y sintonice con el electorado. Aún falta mucho para el 20-N (la fecha elegida fue otra estupidez), pero como ocurrió el 22 de mayo, la duda es si la nave socialista caerá a la fosa marina de los cien diputados o los tocará con la quilla. Cien por arriba, cien por abajo, tendrán los socialistas otro motivo para acordarse de Zapatero, de Rubalcaba y de la tropa de ineptos que fraguaron la ruina de España y del partido.
Días atrás, Fernández Vara, con una sensata anticipación, dijo que si el resultado es malo, se impone una revisión a fondo del partido, abriendo puertas y ventanas para que entre la luz con un congreso anticipado. En cierto modo se ha redimido de su error anterior, porque nada de lo que digan y nada de lo que hagan, va a evitar que Rubalcaba se quede en la gatera los cuatro pelos que le quedan. A Rubalcaba, claro, no le gustaron las declaraciones de Vara y le dijo que calladito estaba más guapo, pero, desde fuera, las palabras de Fernández Vara se recibieron como una muestra de cordura y pragmatismo. ¿Es que quieren seguir ramoneando después de la que se avecina? ¿Quieren ponerse de perfil, apretar el culito y aquí no ha pasado nada? Vara ya se ha posicionado.
El PSOE tiene que purgar en las urnas el desastre de estos años de pesadilla, pero es un partido con recursos, con estrategias, con una base social importante y con una militancia aguerrida y capaz de reflotar la nave, pero tiene que abrirse en canal y buscar gente que aporte nueva imagen, ideas e ideales. No deberían enrocarse en el pasado. Perfiles como el de Vara…
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