sábado, 20 de diciembre de 2008

ZAPATAZOS PARA BUSH


No sé que es lo que pretendía el periodista iraquí cuando al grito de “¡toma tu beso de despedida, perro!” le lanzó los dos zapatos a Bush, pero del eco de su atrevimiento se han ocupado todos los medios y en algunos el lance ha sido festejado sin disimulo. ¡Qué contentos han estado los tertulianos de guardia del fortín zapaterista, riéndose con descaro de la cara de perplejidad de Bush mientras esquivaba los misiles! ¡Qué alegría tan desbordante al visualizar el lanzamiento a cámara lenta! ¡Qué divertido resultaba que el presidente democrático del país mas poderoso fuera agredido a zapatazos, ante el desconcierto de los miembros de su seguridad personal, que lo tenían todo previsto menos que los zapatos de un periodista acreditado sirvieran para algo más que caminar!

¿Debemos reírnos todos? Confieso que con el pensamiento yo también le he propinado más de un capón a Bush, pero me parece poco aleccionador aplaudir semejante conducta porque finalmente ya se sabe, “juego de manos, juego de villanos”. En su día, también con el pensamiento, le he dado muchas collejas a Aznar y llevo cinco años dando palmetazos a Zapatero, pero una cosa es pensar en el zapatazo y otra bien distinta materializarlo. ¿Qué hubieran dicho todos esos falsarios, que ahora van de carcajada en carcajada, si el destinatario de los zapatos hubiera sido Zapatero? Epítetos faltarían en el diccionario para calificar semejante tropelía y a buen seguro de que acabarían averiguando que el director de la orquesta era el mismísimo Rajoy, apoyado por el plenario de un PP “tercermundista y antidemocrático que no ha superado la limpia victoria de los socialistas”

En la cultura musulmana arrojar el zapato a la cara de alguien es la mayor expresión de desprecio y eso también ha sido subrayado con el aprecio de los que cobran nóminas múltiples, porque hacen sus “bolos” en casi todas las cadenas. Yo creo que alguno/a deben de tener hermanos gemelos para poder estar en dos sitios a la vez. Lo cierto es que Bush, en el final de su mandado va a recoger pocos aplausos y va a asistir a pocos homenajes de despedida, porque sus afanes bélicos y sus torpezas están iluminadas por todos los focos, pero lo que algunos espabilados del régimen no le perdonan es que se vaya sin haber perdonado a un Zapatero, sentado displicentemente mientras desfilaba la bandera de EE.UU.

¿No merece una azotaina mental la burla solemne de aquella chorrada que proclamaba “POR EL PLENO EMPLEO, motivos para creer”? ¿Y la negativa a aceptar una crisis que va a concluir con 4.500.000 de parados? ¿Y el despilfarro faraónico de la Cúpula de la ONU, mientras aumenta el número de familias que pasa por los comedores sociales? ¿Y…? Jalear hoy al personal desde la televisión, para que comience a ver normal que se den zapatazos a un político torpe, como yo creo que es Bush, es levantar unos vientos que pueden devenir en tempestades. ¿Censuramos mañana al que tire zapatos a Zapatero? ¡Algunas puertas cuando se abren son muy difíciles de cerrar!

No hay comentarios: