martes, 14 de octubre de 2008

SOLUCIONES PARA TODO


Durante una larga temporada estuve recibiendo correos electrónicos en los que casi me obligaban a comprar un crecepelos milagroso. A esto se sumaron los que se empeñaban en venderme ansiolíticos, anfetaminas, una crema rejuvenecedora y los que querían llevarme de viaje a lugares exóticos. La insistencia era tan pesada que tuve que cambiar la dirección de mi correo electrónico. De hotmail a telefónica.

Sólo fue un respiro, porque en manada me llegaron los que se decían representantes de multinacionales que a precios de ganga me ofertaban ordenadores portátiles, móviles de última generación, cámaras fotográficas, reproductores de música, navegadores y cosas que no sé que son ni para qué sirven, como un TLCD, Xbox, Sistem OF o SPG. En prueba de seriedad comercial, ofertan dos años de garantía “sin límite”. Como llevaba poco tiempo con la nueva dirección, decidí prescindir de ella y de telefónica.net, pase a terra.com.

Tiempo perdido. El nuevo correo estuvo limpio un suspiro, porque pronto cayó en las redes de los “viagreños”. Era pesadísimo esperar cada mañana durante muchos minutos hasta que se descargaban las chorradas de los que preocupados por mi vida sexual, me atosigaban con la oferta de la milagrosa Viagra. Viagras a buen precio, viagras fortalecidas con vitaminas estimulantes, viagras para cardiacos que logran su objetivo pero sin alterar el pulso, viagras que prolongaban la excitación según conveniencia, viagras de colores diferentes para ocultar su necesidad…

Lo del crecepelos lo entendí porque es visible que no ando muy sobrado. También entendí lo de la crema rejuvenecedora porque uno ya ha recorrido una parte importante de su camino y hasta me siento culpable con lo de los viajes exóticos porque recuerdo que una vez, en un momento tonto, rellené el folleto de una agencia de viajes, pero ¿y esto de la Viagra? ¿Qué sabe esta gente que me escribe desde Sudáfrica, Italia, EE.UU, Canadá y China de mi actividad sexual? Yo no voy de garañón por la vida y sé que no estoy para tirar cohetes, pero tampoco creo que mis “proezas” hayan sido tan sonoras como para traspasar fronteras y que, como la crisis financiera, se comenten en los foros internacionales. Como me resulta difícil aceptar que el tema sea tan preocupante como para quitarle el sueño a los chinos, volví a cambiar la dirección de mi correo electrónico. Ahora pasé de terra.com a navegalia.es

Para nada. Supongo que los mismos tíos de las viagras han vuelto a la carga, porque deben haber llegado a la conclusión de que mi problema sexual no se resuelve con un estimulante sino con un alargante. Es decir, que me consideran “churricorto” y con la noble intención de ayudar, me ofertan todos los días un adminículo que alarga la cosa hasta en diez centímetros. Y como una imagen vale más que mil palabras, me adjuntan fotografías con el “antes y el después”, para que yo vea cómo una humilde avellanita puede crecerse hasta tutear al mismísimo “Cipote de Archidona”. La cosa promete, igual me animo.

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