La noticia llegó con redoble de tambor: “El PP de Mondragón no vota una moción del PNV y PSE contra la proetarra ANV”. Acto seguido la vicepresidenta del Gobierno ocupaba todas las pantallas para llamar “indigna” a la concejala del PP por no aprobar la moción presentada. Pese a mis prevenciones sobre lo que dice la señora Fernández de la Vega, de la que ya tengo un collar de mentiras con muchas vueltas, en esta ocasión logró sorprenderme, la creí y me indigné. Estoy entre los que consideran que frente al terrorismo no caben disculpas y todos debemos arrimar el hombro al hombro de todos. ¡Por muchas diferencias que haya entre partidos democráticos, considero que todas deben aparcarse si media la exclusión de ETA o sus secuaces!
Así, con este convencimiento, la abstención del PP me resultó aberrante. ¿Qué habrá ocurrido? ¿Cómo es posible semejante despropósito? Me puse a indagar y… ¡Una mentira más! Otra instrumentalización del terrorismo a base de cabrear al personal contra el PP. El qué y el por qué de lo sucedido en Mondragón es tan fácil de explicar como de entender: ¡Nunca hubo una moción de censura para echar a los acólitos de ETA!
Al hablar de moción del PSOE y PNV contra los proetarras que gobiernan Mondragón, se daba a entender que con ella se pretendía quitar la alcaldía a ANV y, según se dijo, la moción no pudo prosperar porque se abstuvo la concejala del PP. Falso. Jamás se presentó una moción de censura. Se trataba de una moción de “entretenimiento”, en la que se pedía a los violentos que condenaran la violencia. A la concejala del PP, mujer que no se doblega a la hipocresía de lo políticamente correcto, aquella iniciativa le pareció una tomadura de pelo, algo artificioso para cubrir la apariencia y se negó a participar en el juego: “¡Una moción de censura sí, una pantomima para entretener al personal, no!”
O sea, que con la moción presentada sólo se pretendía conseguir la abstención del PP, para poder acusarlo después. Vendiendo aquella mentira, bien envuelta en las declaraciones altisonantes de la vicepresidenta, aislaban al PP y cargaban sobre él la culpa de que ANV siguiera gobernando Mondragón. ¿Se puede hacer eso? Lo han hecho.
¿Pretenden hacernos olvidar que ANV y PCTV están en las instituciones vascas por el pasteleo de Zapatero con ETA? ¿Quieren con estas añagazas hacer caer la culpa sobre el que siempre se opuso a la legalización de los violentos? He hablado con la concejala popular, Iciar Lamarain, y está indignada por la ofensa de la vicepresidenta: “¡Nunca dejaré de apoyar una iniciativa que pretenda excluir a los violentos, pero nunca me prestaré al juego del disimulo y la ficción contra el terrorismo!”
¿Y lo de la vicepresidenta del Gobierno? ¡Eso sí que es indigno!
Así, con este convencimiento, la abstención del PP me resultó aberrante. ¿Qué habrá ocurrido? ¿Cómo es posible semejante despropósito? Me puse a indagar y… ¡Una mentira más! Otra instrumentalización del terrorismo a base de cabrear al personal contra el PP. El qué y el por qué de lo sucedido en Mondragón es tan fácil de explicar como de entender: ¡Nunca hubo una moción de censura para echar a los acólitos de ETA!
Al hablar de moción del PSOE y PNV contra los proetarras que gobiernan Mondragón, se daba a entender que con ella se pretendía quitar la alcaldía a ANV y, según se dijo, la moción no pudo prosperar porque se abstuvo la concejala del PP. Falso. Jamás se presentó una moción de censura. Se trataba de una moción de “entretenimiento”, en la que se pedía a los violentos que condenaran la violencia. A la concejala del PP, mujer que no se doblega a la hipocresía de lo políticamente correcto, aquella iniciativa le pareció una tomadura de pelo, algo artificioso para cubrir la apariencia y se negó a participar en el juego: “¡Una moción de censura sí, una pantomima para entretener al personal, no!”
O sea, que con la moción presentada sólo se pretendía conseguir la abstención del PP, para poder acusarlo después. Vendiendo aquella mentira, bien envuelta en las declaraciones altisonantes de la vicepresidenta, aislaban al PP y cargaban sobre él la culpa de que ANV siguiera gobernando Mondragón. ¿Se puede hacer eso? Lo han hecho.
¿Pretenden hacernos olvidar que ANV y PCTV están en las instituciones vascas por el pasteleo de Zapatero con ETA? ¿Quieren con estas añagazas hacer caer la culpa sobre el que siempre se opuso a la legalización de los violentos? He hablado con la concejala popular, Iciar Lamarain, y está indignada por la ofensa de la vicepresidenta: “¡Nunca dejaré de apoyar una iniciativa que pretenda excluir a los violentos, pero nunca me prestaré al juego del disimulo y la ficción contra el terrorismo!”
¿Y lo de la vicepresidenta del Gobierno? ¡Eso sí que es indigno!
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