Catorce sentencias firmes señalan en la Junta "prácticas irregulares, desviación de poder y vulneración del Ordenamiento Jurídico" en la concesión del gas a DICOGEXA. Está demostrado que se manipuló, que se torcieron los argumentos y las exigencias para facilitar la concesión y se sabe, claro, que el artífice de todas estas irregularidades es Manuel Amigo, el amigo de Ibarra que ya dio la vuelta al ruedo con el tema de las "vallas del paleto" y con el alquiler de sus casas a empresas a las que, como consejero, tutela...
Esta joya del gobierno de Ibarra, está salpicando a toda la Junta, pero por razones que no se entienden, sin ir más allá de la mera especulación de "favores mutuos", Ibarra no prescinde de él y lo deja avanzar en estas corruptelas, que la propia sentencia dice que "vulneran el ordenamiento jurídico".
Cualquier gobernante decente pondría a la Institución a salvo, dimitiendo, pero a Ibarra esto no le afecta. ¿Qué tiene que ocurrir en Extremadura para que Ibarra asuma su responsabilidad? ¿Es más importante Ibarra que la Junta? ¿Puede un gobierno democrático asumir "prácticas irregulares y desviación de poder" sin tomar ninguna medida?
La Junta, que preside el "incontaminado" Ibarra, ha aceptado todos los calificativos de la sentencia y no la ha recurrido, con lo que tenemos un gobierno cuestionado en su gestión por los propios tribunales de justicia, pero Ibarra, que ayer volvió a perder los papeles, sigue, "erre que erre", protegiendo a su consejero de Economía, Industria y Turismo. ¿Por qué? Ibarra no quiere que se sepa. Ibarra promete comisiones de investigación en la prensa, pero en 25 años no ha concedido ninguna.
Ahora tampoco. Ayer tuvo una buena oportunidad de lavar su imagen, pese a las sentencias, concediendo la comisión de investigación que se pedía, pero siguiendo su doctrina, Ibarra se opuso a que la comisión se aprobara y, a cambio, ofreció una imagen patética de su decaimiento y desconcierto político. Salió en tromba para acusar al PP de "mala sangre" porque, según él, "el PP lo quiere meter en la cárcel, como a Felipe González". ¿A qué tiene miedo Ibarra? Por lo que ayer dijo no ve descabellado acabar mal y eso es algo que nos pone a todos en estado de alerta. ¿Qué oculta y por qué saca la conclusión de que el PP quiere encerrarlo? ¿Lo ve posible? Cuando se le dijo que lo que hacía era "amparar y proteger las irregularidades de Manuel Amigo", cosa evidente, se desquició, perdió la compostura y quiso refugiarse en sus recursos dialécticos, pero los nervios lo traicionaron y afloró la imagen estrafalaria de un dictador caribeño, de alguien que ya no es capaz de distinguir entre lo público y lo privado y al que, como a un niño, le se ha cogido con la mano en el pastel. A mi me dio un poco de miedo, porque creo que si hubiera podido habría acabado con toda la oposición.
Manuel Amigo es un político desnortado, oxidado e incompetente, que cae en prácticas bochornosas y vulnera la legalidad, trampeando las concesiones y utilizando el dinero público de forma descarada, bochornosa. Y además ya se lo dicen desde los tribunales de justicia, pero Ibarra lo sostiene, aunque de "boquiqui", como hizo ayer, intente ponerse al margen del consejero "paleto". ¿Por qué? Enfadarse con el mensajero no es una explicación que explique nada y lo que debe hacer Ibarra es permitir que, con luz y taquígrafos, una comisión investigue esos "porqués" que no quiere, no puede o no se atreve a dar.
Manuel Amigo, ayer tuvo que oírlo desde la primera fila en la Asamblea, está contaminando a toda la Junta, a todo el grupo socialista y a todo el PSOE ¿Puede quedar al margen el que lo ampara, Ibarra; el presidente de la Junta, Ibarra; y el secretario general del PSOE, Ibarra? Inútil pretensión e infantil pataleta porque si hay cárcel es porque hay motivos para la cárcel y, en todo caso, serán los jueces los que lo manden a ella. Lo que es verdad, una verdad inapelable, es que al final todo se sabrá y que por muchos cortinajes que se interpongan, la verdad acabará floreciendo. ¿Por qué tiene miedo Ibarra?
Yo mismo, que tengo diferencias insalvables con él, he escrito y manifestado públicamente que creía en su honestidad, pero ahora, con este empecinamiento, con este arropamiento de las irregularidades, comienzo a cuestionármelo todo. Y por lo que ayer oí, también se lo cuestiona él.
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