sábado, 14 de septiembre de 2024

 

Sin agallas

En los días previos al comité federal del PSOE, los medios, sobre todo los televisivos, sacaban el careto de media docena de dirigentes territoriales que, según decían, eran los «piantes», los que iban a sacarle los colores y las calores al mentiroso compulsivo. El de los pantalones pitillo había convocado el cónclave con el desafio tabernario de «a ver quien tiene agallas para decirme a la cara lo que andan murmurando por ahí». Lambán y Page lo hicieron, con bastante sordina y los demás «ejem, ejem, pase de mi este cáliz, porque este tío no tiene freno y es capaz de cortarme los cataplines por encima del ombligo». La cosa fue tan chunga que llegaron temerosos a la cita y se fueron acojonados, sin saber para qué habían sido convocados y con cara de haberse tragado el palo de una fregona. Mopa incluida. Alguno salió por el garaje y otros esperaron el anochecer.

¿Se enteraron los ratoncillos de qué va eso de la singularidad, el cupo, el aguinaldo o la pedrea para Cataluña? Ya lo sabían porque el día antes lo había explicado la «chiqui» Montero: «Lo que dice el acuerdo es lo que dice el acuerdo y lo que no dice el acuerdo no lo dice el acuerdo». Más claro ni ella misma.


Conclusión inapelable: Pedro Sánchez es el PSOE, él solito, y fuera del espacio que ocupa su altanería política, todo en el partido es cagalera. En el PSOE no hay críticos porque solo está Pedro Sánchez, que lo ocupa todo, y unos miles de ratoncillos buscando queso y dispuestos a seguir al flautista hasta el abismo, con tal de permanecer cerca de la quesera. No hubo agallas, aunque parece que –¡qué tierno!– algún secretarillo general llevó cajas de dulces de su tierra, para doña Begoña, que en algún momento los había elogiado. ¿Dulces de agallas? Dulces de zurrapa. ¡Qué bien conoce Pedro Sánchez a su partido y cómo impone en él el silencio de los corderos!


Pronto sabremos del amor incondicional hacia Extremadura de Miguel Ángel Gallardo y de los cuatro diputados socialistas, aunque me temo que el primero acabará justificando lo que le pongan delante y los diputados votarán lo que les digan. Creo que guardarán sus agallas, pero dejo la puerta abierta.


Eso sí, de la cesión/rendición del Gobierno a los separatistas/golpistas catalanes no se dijo nada en el comité federal socialista, pero el fiero combate a «la internacional ultra», capitaneada por Feijóo y dirigida por Abascal, fue el recurso del predicador de musarañas, que sabe que cuenta con el aplauso de sus delegados territoriales antes incluso de abrir la boca. ¿El que se mueve se queda sin queso? Alfonso Guerra era un parvulito.


El comité federal, con «el aviso a navegantes», tenía tres puntos en el orden del día: recoger el aplauso y asentimiento de las colonias, el adelanto del insigne de presentarse a la reelección y señalar a la marinería la ruta a seguir, que se resume en dos palabras: amén y amén.


Al salir del comité federal algunos medios preguntaron por el acuerdo entre el Gobierno y ERC para dotar a Cataluña de una financiación singular y la respuesta fue unanime: «Lo que está en el acuerdo es lo que está en el acuerdo y lo que no está en el acuerdo, no está en el acuerdo». Los más modernos, listos y progresistas, con la lección aprendida, añadieron, sin vaselina, que el problema es la ultraderecha y no Cataluña. Y sin agallas.

No hay comentarios: