ELECCIONES / DECEPCIONES
Tomás Martín Tamayo
En 1927, Charles King ganó las elecciones presidenciales en Liberia con 234.000 votos, aunque sólo había 15.000 votantes registrados. Magia, sí, pero de pucherazo. ¿Puede ocurrir algo parecido el próximo 28 en Extremadura? Creo y quiero creer que no, pero no es novedad que, en elecciones anteriores, de algunas urnas salieron más votos que papeletas, se anularon votos anotados, se anotaron votos que se habían anulado, se hicieron recuentos que resultaron determinantes… Pero son excepciones que confirman la regla de la fiabilidad del recuento y lo que sale de la urna, es lo que en la urna entró, aunque el domingo electoral, a eso de las diez de la noche, algunos candidatos no encuentren los votos prometidos, celebrados, apalabrados, comprados... Un chasco, porque en política sí es verdad que «la letra, con sangre entra».
Hace días, un candidato a la Alcaldía de Badajoz, que me barrunto está muy lejos de lo que se necesita para conseguir un acta de concejal, se mostraba pletórico porque tenía un sondeo que le adjudicaba un mínimo de tres concejales. Ay, ay, para entrar en el reparto de escaños tiene que conseguir el 5% de los sufragios emitidos, lo que supone unas 3.500 papeletas.
Yo no tengo ninguna encuesta, pero sé que el optimista no sacará ni 1.500. ¿Se frustrará o aprenderá? Puede que ambas cosas y que el espejo, que por la mañana le mostró la imagen de un triunfador, al acostarse le enseñe la de un crédulo bisoño, que confundió deseo con realidad.
La primera lección que debe aprender un aspirante en política es relativizar las encuestas propias, no estar nunca seguro del electorado, ni contabilizar el aplauso como votos.
Si de las urnas saliera lo que cada candidato cree que tiene, lo de Charles King quedaría en broma infantil.
Extremadura es difícil para los candidatos autonómicos que no tienen en Madrid un referente, porque son las marcas nacionales las que parten con un plus de beneficios, pero en las elecciones municipales, la impronta de los candidatos modifica esa tendencia.
Pero como el electorado solo elige concejales y diputados, uno de ellos, el menos votado, puede determinar el resultado de las elecciones. Tanto remar, tanto voto y tanto gasto para que, al final, el presidente o el alcalde lo pueda elegir uno… Chungo, pero son las reglas del juego. Sí, del juego.
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