La ventana indiscreta
SE COMPRA, SE
VENDE, SE CAMBIA
Tomás Martín Tamayo
Ione
Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Gobierno de Pedro
Sánchez dice que “si Puigdemont vuelve a
España no puede ser detenido”. Acabáramos, si es su criterio debería haber
dimitido diez minutos antes, pero no hay que descartar que sea una liebre que
suelta maquiavelito Redondo para que vayamos familiarizándonos con su carrera,
como hicieron con el anuncio de los indultos. Cucharadita a cucharadita, como
el aceite de ricino. De un Gobierno/mercadillo puede esperarse cualquier
aberración estratégica.
¿En
qué idioma tienen que decirle los independistas a Pedro Sánchez que su
“buenismo” falsario, hablando de reconciliación, distensión, perdón,
convivencia, encuentro, solidaridad y magnanimidad, es una antigualla que no cuela? Ellos, mucho
más dignos, perseverantes y con las ideas más claras que el Gobierno, exigen una… ¿Mesa de diálogo para dialogar?
No, mesa de diálogo para que el Gobierno
ceda un referéndum pactado. “Si el Gobierno no accede el paso siguiente es la
confrontación”. No se arrepienten de nada, pero el genio de la Moncloa cree que
enterrando a Montesquieu para ocupar el Judicial y burlar unas sentencias
firmes y razonadas, las exigencias de
los separatistas se van a disolver. ¡Para apagar el fuego, más gasolina! Eso es
lo que el supremo progresista piensa hoy, porque ayer abogaba por el cumplimiento íntegro de las condenas. ¡Cosas
de Pedro Sánchez! Y los socialistas aplaudieron su rigor de estadista con el mismo entusiasmo que su magnanimidad
reciente de trilero. ¡Ay PSOE, quién te ha visto y quién te ve!
Y con
este patatal, que se está debatiendo incluso en municipios menores, en las
Cortes de Castilla y León ha surgido un nuevo Luis Mariano, pero desafinado. El
procurador de Unión del Pueblo Leonés se puso de perfil en la votación para
rechazar los indultos a los presos secesionistas porque, según argumentó, “las Cortes son para hablar de otras cosas”. No
dijo qué cosas, pero no votó. Con ese argumento igual puede caer en el afán
reduccionista que impulsa a los jíbaros. ¿Tampoco opinará si por un reparto caprichoso de
los Fondos Europeos, a Cataluña le
asignan lo que corresponde a Castilla y León? Con la patochada de que “mañana tocará Rociíto” ha demostrado su
falta de compromiso, su inconsistencia argumental y su puesta al día en el cotilleo. Comparte con
los separatistas el criterio de que lo que ocurra en España a él se la
refanfinfla.
Se
entiende el voto en contra de Tudanca y demás porque, como se consideran
procuradores del PSOE, el voto lo decide Pedro Sánchez, como consejero delegado
de la empresa. ¿Pero y la descacharrante María Montero,
tránsfuga de Cs, votando sí a los indultos? ¿A quién representa más allá de su
ombligo?
Algún
freno habremos de poner a tanto desmán, que puede acabar con la credibilidad
del sistema para contento de posicionamientos ultras. Es necesario sacar del
Gobierno el mercadillo o al mercadillo del Gobierno. Pedro Sánchez y
conmilitones ya han colocado el cartel: “Se compra, se vende, se cambia”.
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