La calma del encinar
PASAR LA
PELOTA
Tomás Martín Tamayo
tomasmartintamayo@gmail.com
Era tiempo de “mando único”, todo para el Gobierno, porque
los sorprendidos “delegados autonómicos” no acertaban ni a morderse las uñas y
el patógeno aireó la carencia absoluta de recursos que tienen para todo lo que
no sea cotidiano. Cuando reaccionaron, pidiendo su cuota, la teta estaba tan
mamada que de ella apenas salían hilillos de leche para un ratón. Así es que,
como hace el león cuando se harta, don Pedro Veraz se relamió, se
desperezó y, harto, se alejó de la presa, dejando huesos y tendones para
satisfacer el hambre de los menores: Unos cuantos pantallazos de la
“conferencia interterritorial de presidentes” y ya está, todos contentos.
Pero resulta que en su afán por vender la chorrada de la
“nueva normalidad” el Gobierno se precipitó, abrieron la espita y el gas salió
como de una flatulencia. El virus retomó su escalada macabra porque, demostrado
está, que el que lo busca lo encuentra, aunque algunos lo encuentren sin
buscarlo. Buen momento para pasar el problema a las CC.AA que seguían sin saber
qué hacer más allá del capítulo de las ocurrencias: Ahora confino, ahora
perímetro, ahora cierro, ahora establezco distancias, reduzco aforos, toque de
queda, barras no, pongo mascarillas, sugiero, aconsejo…Decir por decir.
El Gobierno pasó la pelota a las CC.AA y estas
hicieron lo propio, dejándola en manos de la gente, apelando a su
responsabilidad, al Estado de Derecho, a la Constitución, la democracia, la
libertad y a los sagrados derechos fundamentales, que es algo que suena
inapelable y queda de p… madre. Bla, bla, bla y más bla, bla bla.
Dicho y hecho, después de dar brochazos sobre el lienzo de
los inventos nos parcelaron y del mando único pasamos al
autonómico, el provincial, el municipal y, lo más guay, al individual. Barra
libre y puertas abiertas. Así se quitan de en medio y ajotan al virus para que
continúe con su escalada, mordiendo a placer. Pero mientras hacemos planes para
“allegarnos” en navidad, en Extremadura ya hemos pasado la barrera de los
mil muertos, a los que deben importarle poco sus derechos fundamentales.
Que siga la fiesta.
Toda España confinada - menos Extremadura, a la que confinan
entre todos-, para que cada uno haga lo que le venga en gana, sin limitaciones
porque, además de a la parentela, queremos mucho a los allegados que,
según la vicepresidenta, doña Expertitud Calvo, “son las personas que están en
tu vida” ¿Y eso qué es lo que es? Mal que nos pese, en febrero lo sabremos
porque el virus es el único que tiene hoja de ruta.
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