IRRESPONSABLES DE
GARRAFÓN
Tomás
Martín Tamayo
En Extremadura no podemos ir de listillos y adelantados
porque la letalidad y la mortalidad por
la Covid-19 nos sitúan en segundo lugar, después de Castilla la Mancha. Aragón
es la tercera y, pese a la propaganda de acoso y derribo, Madrid queda fuera
del cajón, en cuarto lugar. “Hay dos maneras de medir la
incidencia mortal del virus en un territorio:
A): Comparando el número de fallecidos con el número total de
contagiados, que es la tasa de letalidad y B): Comparando el número de
fallecidos con el número total de habitantes, que es la tasa de mortalidad”.
(Alsina, dixit). Aunque el PSOE y comparsas mediáticas se empeñen en torcer el
brazo a la realidad, las tres comunidades más afectadas, están gobernadas por
socialistas.
¿Y? Y nada. E n
ninguna comunidad disponen de un arma secreta para combatir al bichito y el
color político afecta poco/nada en su incidencia, pese a la torticera dispersión
de bulos, distribuidos desde un Gobierno que ha ordeñado la pandemia como si de
un éxito político se tratara y, en el peor de los momentos, cobardes, se ha
puesto al margen. En esta situación, con un repunte creciente, resulta
esperpéntico que el “vicemoñito” diga que “Se fija como tarea fundamental
acabar con la Monarquía en España”. Este tipo incluso a los republicanos nos
hará monárquicos.
Creo
que algún día la mano negra que dirige todo esto, el maquiavelín Redondo, será
políticamente cercenada y enterrada sin cruz ni oraciones, porque ese tipillo
es un moco descolgado de los sistemas totalitarios. ¿Hemos de recordar que,
cuando mandaba en Extremadura, intentó algo peor que invalidar políticamente a
Fernández Vara?
Los listos de siempre ayudarían mucho si difundieran sus fórmulas
magistrales, pero en Extremadura, pese a ser los segundos en letalidad y
mortalidad, se están esforzando por controlarlo. ¿”Seamos realistas
y pidamos lo imposible”? Vale, porque es bueno mantener la tensión para
que no se relajen, pero sinceramente creo que la mayor catástrofe que hemos conocido
no está administrada por los peores. Ni
por los menos cualificados. ¿Imaginan esta situación en manos del “ideólogo” y
su mariachi correcaminos, abriéndose la camisa para desafiar a la Covid: "Si ten collons, sal y
contágiame"?
En el inicio del curso universitario, Badajoz
ha sufrido un repunte de contagios porque se han duplicado las fiestas y
reuniones sin los controles exigidos, pero sería desmesurado señalar a los
universitarios, solo un factor más, porque mucho antes, nada más concluir el
confinamiento las manadas de “ñues” salieron en estampida para celebrarlo.
Contagiándose y contagiándonos.
Llevamos tres meses viendo, impasibles, la
cara más irresponsable e insolidaria en bares, terrazas, ocio nocturno,
parques, casas de campo, fiestas, celebraciones familiares… Todos los viernes,
bolsas de plástico en ristre, manadas de “ñues” dirigiéndose a un lugar
“secreto” para ejercer de irresponsables de garrafón. Las medidas post
confinamiento no sirvieron de nada y de ahí volvimos a la obligada mascarilla,
el cierre de barras, la limitación de aforos…Los del garrafón lo están cerrando
todo y acabarán encerrándonos a todos. Les da igual. Consentir viene a ser
sinónimo de permitir, pero no parece justo exigir a los gobernantes más de lo
que damos como gobernados. Primus inter pares.
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