La
calma del encinar
CHAPUZAS Y
MENTIROSOS
Tomás Martín Tamayo
(martintamayo.com)
Un
amigo informado que suele dar en la diana, justificaba la torpeza de Rajoy al
darle una nueva canonjía al ex ministro Soria porque "esta gente está en
otra realidad, no pisan suelo y saben que en España no tenemos en cuenta las mentiras ni las corruptelas”. Parece evidente su
reflexión, pero si José Manuel Soria tuvo que dejar el ministerio de Industria
por mentiroso y marcharse a su casa ¿a dónde tendría que irse Mariano Rajoy con
la losa de todas sus mentiras a cuestas? La última, tan grande como infantil,
es volver a creer que todos somos idiotas y que nadie iba a comprobar su trola
de que Soria había accedido a un cargo administrativo en el Banco Mundial
porque es un funcionario y participó “como todos los funcionarios” en un
concurso para optar a la plaza de director ejecutivo. ¡Qué jeta! Y lo peor es
que todas sus mentiras las suelta con cara seria, casi contrita, doliente, como
sufridor desangrado que se ve en la necesidad de salir al paso de acusaciones y
sospechas infundadas. Tiene Rajoy tanta práctica que al mentir se hace creíble
durante los primeros minutos de sorpresa, lo peor para él es que la hora tiene
sesenta minutos y sobran 59 para pescarlo una vez más, porque sus mentiras
tienen las patas muy cortas. No escarmienta, siempre pretende tirar la piedra y
esconder la mano pero, con todos sus números uno como opositor listillo, es
políticamente tan torpe que la piedra se le queda pegada a los dedos y siempre
lo delata.
Él
mismo asegura que lo suyo es “perseverar”, pero perseverar en la trola lo deja
constantemente en evidencia, como cuando decía que su línea roja infranqueable
estaba en no tocar las pensiones y fue lo primero que tocó. Que aun así y pese
a ser el menos valorado de todos los líderes políticos, acabe siendo el más
votado, es una quiebra del electorado que debería hacer reflexionar a los
adversarios con una interrogante de parvulario: “¿Cómo seremos los demás si,
pese a todo, lo votan a él más que a nosotros?”. Más que creer en la indolencia
y permisividad, creo que el electorado elige entre lo que le presentan
y “este sí, este no”, al final la margarita enseña el pétalo de Rajoy, con
todas sus mentiras y paraguas para justificar corruptelas. Porque lo que está
claro es que, como ahora en el caso de Soria, Rajoy es el gran padrino y está
detrás de todas las pringues que enfangan al Partido Popular. Eso o aceptar que
es tonto.
En Italia, mientras más “bunga bunga”, más
Berlusconi porque, como decían sus partidarios, por lo menos el tipo se lo
montaba bien con su tropa de jovencitas, mientras que los otros, además de
torpes, eran aburridos. Es decir, que como tenían que elegir entre la nada y un
golferas, acabaron eligiendo presidente a un independiente porque, entre lo que
había, Berlusconi era el mejor. Italia no es España y Rajoy no es Berlusconi,
pero si a aquel le dio la senilidad por los sujetadores de copa pequeña, a
Rajoy le ha dado por amparar cacicadas y justificar corruptelas, mintiendo en
cada ocasión un poco más. Puede que hasta ahora al electorado español le haya
ido este “bunga, bunga rajoniano", pero tanto fue el cántaro a la fuente…
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