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La calma del encinar
NON GRATO
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a Día
Aseguran que a
Mariano Rajoy le ha dolido que la corporación municipal de Pontevedra, por
mayoría, le considere “non grato” para la ciudad. Comenzó su carrera política
como concejal de Pontevedra y llegó a ser presidente de su Diputación
Provincial, pero me extrañan estos pesares en un flemático como él, aunque con
gesto contrito lo haya reconocido, porque, según ha argumentado “ni a Hitler ni
a Stalin los declararon persona non grata en Pontevedra” Después de cuatro años
¡lagarto, lagarto!, los gestos y las palabras de Rajoy las pongo en
cuarentena porque sé que no dice lo que piensa ni trasmite lo que siente. No
obstante, vaya idiotez de corte fascista la de los concejales que apoyaron
semejante tontería. Eso no tiene ninguna consecuencia jurídica, social, ni
política, más allá de retratar a los mastuerzos que pierden el tiempo en estas
pataletas infantiles. Pero, por si le sirve de consuelo al doliente “non grato”
pontevedrés, bienvenido sea al club de los “non grato”, en el que debo ser casi
decano.
Resulta que en
1992, con la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de
Barcelona, España entró en la diarrea cateta de tildar de forma grandilocuente cualquier
acontecimiento local, comarcal, provincial... y hasta se dio la paradoja de que
los medios acogieron generosamente la original ocurrencia de un kiosquero de
Huelva, “Kiosco Manolo” de toda la vida, por intercalar “internacional” en
vertical, dando así al puestecillo un fuste cosmopolita que nada tenía que ver
con las chuches y revistas que vendía, que eran las mismas de siempre. Que se
sepa, alemanes, suizos, belgas o franceses, no hicieron cola ante el puesto de
Manolo, pero él tuvo su momento de gloria En este ambientecillo, con mejor o
peor fortuna, en Zafra decidieron rebautizar su centenaria Feria Ganadera, que
data del siglo XIV, para, como el kiosquero de Huelva, intercalar el
“internacional” en su denominación. A mi no me gustó el cambio de un nombre tan
prestigioso y consolidado como el de “Feria Ganadera de Zafra”y, aún admitiendo
que pudiera estar confundido, en un artículo y en varias intervenciones
públicas lo critiqué. ¡Qué ocurrencia la mía! El PSOE, que era el que
gobernaba, entendió que mi crítica era una falta de respeto, que yo
menospreciaba a su feria, que hacía burla de Zafra...y en la solemnidad de un
pleno municipal me declararon pomposamente persona “non grata de Zafra”. ¡Ponte
a la cola, Mariano!
Y supongo que ahí
sigo, veinticuatro años después, porque rechacé la oferta de dos corporaciones
posteriores para llevar a pleno la revocación del nombramiento. En una ocasión
incluso me propusieron un acto de reparación al que me negué, para no dar valor
a aquella estupidez de unos cuantos intolerantes… ¡en 1992! Ser “non grato”
para Zafra, sería para mi verdaderamente doloroso, un desprestigio, algo que
intentaría remediar para poder dormir tranquilo, pero ser “excomulgado” por
unos ediles anclados en la Santa Inquisición de Torquemada, es un honor que no
quiero rechazar y que no quiero que me quiten. Prefiero seguir, que se perpetúe
el acta de aquel pleno histórico, para vergüenza de los que me declararon así
por tener una opinión y manifestarla.
No estaré aquí
para verlo, pero hasta es posible que dentro de unos cientos de años, la
historia cicatrizante, considere “non grato” para Zafra a todos los censores
que pierden el tiempo en estos enredos.
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