La calma del encinar
PODEMOS NO HA
ENGAÑADO
Tomás Martín Tamayo
tomasmartintamayo@gmail.com
Blog Cuentos del Día a Día
Mi
voto no está entre los 5.200.000 que
respaldaron a Podemos el pasado 20-D. Si algún día tuve la tentación lejana de
dárselo, la descarté de inmediato cuando supe que se posicionaban
inequívocamente a favor de un referéndum en Cataluña y de una reforma
constitucional tendente a propiciar la autodeterminación de las comunidades… (Y
ya puestos a hacer girar la ruleta de la autodeterminación, supongo que no se la negarán a ningún municipio
que aspire a ella). Podemos no engañó a nadie porque esa decisión, por absurda
que parezca, la llevaban en su programa electoral y, para que nadie se llamara
a engaño, la publicitaron en cada una de sus intervenciones como la estrella
principal de sus propósitos inmediatos. Es más, reconozco que es lo único que
sé del programa electoral de Podemos porque, sabido eso, nada más me interesaba.
Siempre
se dijo que ETA podía defender el separatismo que querían, sin necesidad de
recurrir a la inutilidad del tiro en la nuca, porque en democracia cualquier
planteamiento es defendible y, sin establecer comparación alguna entre Podemos
y los violentos, no debemos negarle a los podemitas lo que le garantizábamos a
los etarras si se apartaban de la senda de la violencia. Desde mi punto de
vista, Podemos ha sido incluso más honesto que esas formaciones que suelen guardar en la bocamanga el as de la
sorpresa, entreteniendo al electorado con bagatelas para después, llegado el
caso, poner encima de la mesa el verdadero programa, el de la letra pequeña,
que tenían guardado para usarlo como puñalada trapera al electorado.
Conozco
gente que se siente defraudada porque dieron su voto a Podemos y ahora, después
de haberle propiciado 69 diputados generales y el 21% de los votos, descubren
que están alineados con las tesis de los separatistas catalanes. “¡Es que yo no
los he votado para eso!”, se lamentaba ayer mismo uno de sus votantes. Otro que
estaba a su lado, lo cortó en seco, sin apenas levantar los ojos del periódico
que estaba leyendo: “¡Que te vayas a la mierda y no nos des la tabarra!” Los
que votaron a Podemos ignorando que esa era una de las piedras angulares de sus
propósitos, no deberían tener derecho al voto por necios, obtusos y cerriles,
porque entre los cinco partidos que configuran el cotarro de la formación, hay
grupos separatistas que nacieron precisamente para buscar la “desconexión” de
Cataluña con España. Y ahora están entre sus 69 diputados.
¿Es lógico exigirle a los “malvas” que
renuncien a uno de sus principales postulados porque miles de sus votantes estaban subidos a un
guindo el 20-D? Suelo tomar café en un bar de Badajoz, El Campeón, donde tienen
colgado en la pared un cuadrito de madera con una leyenda esculpida a golpe de
cincel: “¿El que vino y no bebió vino para qué coño vino? Pues eso, el que votó
a Podemos y no quiere que se posicione ahora a favor del referéndum de Cataluña
¿para qué lo votó? El electorado de Podemos debe, como mínimo, tener la coherencia
del partido al que votó, porque se podía alegar ignorancia con las estupideces
de Zapatero o los conejos que Rajoy se sacó de la chistera para hacer lo
contrario de lo que prometieron, pero ese no es el caso de Podemos, que siempre
lo dejaron muy claro y por esa promesa ganaron muchos votos. Y también los
perdieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario