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El son
de los asombros
¿ESPARADRAPO
O UN TIRO?
Tomás Martín Tamayo
Blog
Cuentos del día a día
La manifestación de París por la libertad de expresión, -Je suis Charlie-, ocupada en sus primeras
filas por mandatarios de diferente signo y color, fue en apariencia como un grito
unánime a favor de la tolerancia y contra aquellos que no respetan las
opiniones adversas, aunque mirando el careto de algunos de los que la
encabezaban, al margen de la cartelería y
consignas que se gritaban, también podía ser una manifestación contra la libertad
de expresión porque muchos de ellos, por no decir todos, imponen la censura por
la fuerza, con guante blanco o previo pago de su importe. Es decir, unos violan
con vaselina y los otros por la fuerza bruta, pero a fin de cuentas, violación
es aunque, como somos tan puntillosos, pretendamos establecer diferencias y
buscar atenuantes a los que con nuestro dinero pagan para que nos callemos o
para que nos callen. ¿Un esparadrapo o un tiro? ¿Hay un solo medio, público o
privado, que no tenga establecidas limitaciones para poner sordina a los que
van contra lo que ellos llaman eufemísticamente “línea editorial”? Menudo
camelo.
Que nadie se santigüe de horror, porque yo no establezco comparativa
alguna entre los cafres iluminados que resuelven estas cosas con cinturones
explosivos, bombas de mano o un Kalashnikov, pero salvando los métodos, más o
menos expeditivos, más o menos sangrientos, la pomposamente llamada libertad de
expresión tiene mucho de entelequia, porque frente a ella está la censura, más
poderosa, organizada, difundida, asumida e incluso aceptada con cierta
naturalidad y complacencia. La censura se ha ejercido, se ejerce y se seguirá
ejerciendo, con mayor o menor grado, con mayor o menor altura, desde una
emisora municipal, un periódico impreso/digital, un canal de televisión e
incluso un panfleto. No lo llaman censura, claro, lo llaman supervisión, línea
editorial, oportunidad, conveniencia del momento, respeto…. O sea, con
vaselina. Por eso, viendo el careto de tanto fantoche manifestándose en París,
en plan indignados y para defender “el sacrosanto” principio de la libertad,
pues a uno se le revuelve la tripita…¡Vamos, que Pedro J dejó la dirección de
El Mundo porque le picó un modelo de su señora o Pepa Bueno y Ana Pastor dejaron
TVE porque le dio un aire.
¿Por qué cada vez que cambia un
gobierno el que llega cambia de inmediato la dirección de los medios públicos? No
me ceden este espacio para que hable de mis cuitas personales pero, imagínense
las presiones que deben volar por ahí arriba, si a mí, escribidor
provinciano, llevan treinta años
intentando callarme. Bueno, intentando y consiguiendo, porque a veces he tenido
que recoger mis bártulos en una caja, como se ve en algunas películas con los
empleados incómodos. De algunos sitios te tienes que ir, pero en otros no te dejan
entrar porque, sabiendo cómo eres y cómo opinas, el veto, que es peor que la censura, lo llevas en tu
nombre, que es lo más doloroso. A veces, no se rechaza lo que se escribe sino
quién lo escribe. En una ocasión escribí un artículo para un medio y el
director tuvo la desvergüenza de decirme que era muy bueno y que coincidía con
mi argumentación, aunque no podía salir con mi nombre, pero que, eso sí, si se lo enviaba con otra firma lo publicaba
de inmediato. Como yo quería que saliera, taché mi nombre burdamente y debajo
puse el nombre de un fulano que hoy -¡lo que son las cosas!- también anda a la
desesperada poniendo precio a mi cabeza… ¿Más? Suelo tener presencia en casi
todas las emisoras, menos en las del “régimen” porque en ellas, previo pago de
su importe, tienen porteros, como las discotecas, para no dejar pasar a gente
que no ha hecho los cursillos de adhesión al verso loco. Y desde luego la
televisión extremeña, esa que pagamos todos, está copada por los de la cuerda o
asimilados y es tan pequeña que yo no quepo en ella.
Y un último dato, una novela mía, que estuvo con las finalistas de
cuatro premios nacionales -entre ellos el “Ciudad de Badajoz”-, fue aceptada en
la Editora Regional, pero después de muchas dilaciones y engaños, la tierna
florecilla poética que la dirige, me dijo que “con gran pesar” no la podía
publicar. ¿Es mala? ¡No, me ha encantado! Seguro de que si aquí se hace una
manifestación por la libertad de expresión, todos estos conmilitones irían en
primera fila, sosteniendo la pancarta. ¡Faltaría más!
3 comentarios:
Viví toda mi vida lo que tú nos dices.
Es hora de que me calle y permanezca en la mera contemplación.
Nada ni nadie valió la pena.
Lucía Folino
Comparto en mi facebook si no te parece mal.
Buen año.
Comparto en mi facebook, si no te parece mal.
5000 seguidores, algunos hasta me leen.
Lu Folino
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