El son de los asombros
LAS DOS
ORILLAS
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del día a día
La habilidad dialéctica de Pablo Iglesias se hace más efectista frente
al “pelotón de los torpes”, empeñados en seguir con sus putiferios hasta el
último segundo. No tienen solución y ellos mismos se alinean como “casta”, con
diferentes insignias en el ojal, pero ocupando todos juntos una orilla. En la otra han dejado
solo a Podemos, al que le están haciendo la campaña, corriendo, llevándolo en
volandas como si se tratara de la Virgen de la Aurora el día de la Carrerita, en
Villanueva de la Serena. ¿No lo ven? No lo ven ni con la evidencia de las
propias encuestas que anuncian el fin de un ciclo y el inicio de otro, del que
apenas sabemos algo. De momento Podemos es una marca feliz, capaz de vender un
producto que se desconoce, pero que se supone diferente a lo que existe en el
mercado. No está testado, no ha pasado los controles necesarios para hacerse
con la credibilidad del electorado, no hay referentes cercanos y los lejanos,
como Bolivia, Argentina, Ecuador o Venezuela, parecen a trasmano de cualquier
democracia asentada, pero ni así deja de crecer. De eso se encargan todos los
demás, dándole oxígeno para superar el mismísimo Mortirolo. Y sin despeinarse.
Ahora se han hecho una foto de familia (por razones obvias excluyo a
Ciudadanos, UPyD, Vox…) y los han cogido a todos con el carrito de los helados,
PP, PSOE, IU, CEOE, CC.OO, UGT y personalidades de cercanías reales, han
demostrado que con una tarjeta negra en el bolsillo tienen las mismas o
parecidas “veleidades” y el que quiera colores que mire el arco iris. Han
perdido la senda y andan como hormigas locas, buscando un hueco para poder
esconderse, porque se ha demostrado que el mayor problema que tienen ahora casi
todos ellos no es el de la vergüenza, sino la posibilidad remota de tener que
devolver el dinero mondo y lirondo que trincaron, claro, faltaría más, cómo no,
con “absoluta legalidad”. La casta se ha visto con el culo al aire y pretende
cerrar filas con dimisiones de pacotilla, ignorancias en diferido y “mea culpa”
inocentes, pero sin devolver ni un euro. En España nadie devuelve nada y hasta
el Dioni puede vivir de las rentas. Se monta un circo, se forma ruido, se
llora, se pide un indulto y, si no hay más remedio, los menos, se pasan por la
cárcel una temporadita, sabiendo que a la salida les espera el maná del
desierto. Esto es una cadena diabólica… ¿Se acuerda alguien de Urdangarin?
La cárcel para esta gente es como la playa de La Antilla para los
extremeños, allí se encuentran todos un ratito, juegan al dominó, descansan, se
hacen coleguis de los roba-bolsos, lucen bronce de patio, chándal y zapatillas
de marca y “oye tú, mira que listos que somos”. Se lo llevan calentito y, qué
habilidad la suya, nadie encuentra el puchero, pero mientras ellos, se agrupan
en una orilla, la otra la ocupa Podemos. Y mañana se rasgarán las vestiduras
porque “Podemos ha venido y nadie sabe como ha sido”. ¿Más vale lo malo conocido
que lo bueno por conocer? Se va a demostrar que no. Al final, me juego un rifle
de Blesa, la culpa la tendrá el electorado, porque la panda no tiene culpa de
nada. Ya ha salido incluso Esperanza Aguirre para enfatizar que “la culpa es de
quienes proporcionaban las tarjetas y no de quienes las usaban”, olvidándose la
lideresa de que las proporcionaban los mismos que las usaban. Yo me lo guiso,
yo me lo como, “cosa nostra” pura y dura.
¿Llegará a gobernar Podemos? Todos lo quieren y entre todos, a escote, le
han comprado una carroza para que llegue sin agobios. Ellos mismos hacen de
caballos de tiro y acabarán convenciendo al electorado para que elija una de
las dos orillas. Sabiendo que no hay color.
2 comentarios:
Sí Tomás, esto es siempre así. Y los paganos no son ellos, somos todos los de abajo
Es verdad que están todos; pero unos (PP) están mucho más que otros (PSOE). Y para esto era el control político de las Cajas de Ahorros?
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