viernes, 30 de mayo de 2014

EL TAMBOR DE MONAGO

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                  El son de los asombros
                  EL TAMBOR DE MONAGO
                                               Tomás Martín Tamayo
                                               Blog: Cuentos del día a día
                                              tomasmartintamayo@gmail.com



Poco antes de que se reuniera el Comité Nacional del PP para analizar el resultado de las elecciones europeas, la vicepresidenta del Gobierno comentaba a su interlocutora extremeña: “Espero que el tortazo que ha recibido Monago en Extremadura le baje los humos para dejar aparcado sus aires de perdonavidas”. Parece que sí, que Monago se ha tragado el higo chumbo incluso sin pelar. Así, a pesar de lo que le gusta sacar pecho y acaparar focos, entró en la sede nacional del parido por un lateral para no encontrarse con los periodistas. Que cada uno saque sus conclusiones pero, por lo que me dicen, en el PP bendicen el resultado de Extremadura.

El domingo Monago no podía disimular su desazón, las manos y el rojo intenso de su cara lo delataban. El PSOE había vuelto a ganar en Extremadura y eso era algo para lo que no estaba preparado. Habían planteado las elecciones europeas como un plebiscito sobre la moción de censura ,que días antes le había presentado Fernández Vara y todavía resonaban en sus oídos los vítores que, como desagravio, le habían preparado en la cocina del asesor. Hasta la noche del sábado decían que los datos eran extrapolables a las autonómicas (“traspolables”, para el genio Manzano, Pte. de la Asamblea), pero a esa hora el análisis era diferente. Casi medio centenar de personas preparándole cohetes, silbatos, redobles y ocurrencias y nadie le había dicho que la parafernalia teatral tenía poca eficacia fuera del teatro y que uno no es Napoleón porque se vista de Napoleón. Monago no sabía a esa hora qué hacer con el tambor.
 
¡Que ingratitud por parte del electorado, negarle el voto a él, después de haber recorrido España desafiando hasta el viento de levante! ¿No había servido de nada haberse dedicado a pasear careto por todos los periódicos, emisoras y canales de televisión? ¿Para qué todo aquello del barón rojo, el verso suelto, los israelitas, los embajadores, los chinos, los premios Ceres, la moto, el casco de bombero…? ¡Qué desazón! El consejero de Ocurrencias le había convencido de que el electorado extremeño es completamente gilipollas, que con silbatos y tambores se dejaba engañar y en la primera ocasión, ¡zas, en toda la boca!

¿Había dejado de ser el más guapo, el más guay, el más inteligente, el de verbo más florido? ¿De qué le había servido tener el gabinete de propaganda más “potente” de España, dirigido por un genio en la venta de electrodomésticos?  Lo habían vendido como si fuera una lavadora y la Extremadura “gilipolla y necia, que comulgaba con ruedas de molino” no se la compró. ¿Qué había fallado?

 ¿Y ahora? Ahora días de descuento porque un año pasa rápido y este aviso pondrá a toda la Junta a rebuscar papeles de Fernández Vara. Hasta Australia van a llegar. 

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