Desde el Congreso de Sevilla, en el que la nívea María Dolores Cospedal
escrituró el PP a su nombre, la vieja guardia, lupa en ristre, volvió hacia
ella la mirada porque su codicia hizo chirriar los goznes de todas las puertas
del partido. La Cospedal, en la primera oportunidad, había dejado muy claro que
las limitaciones éticas y estéticas las tiene poco perfiladas y aunque la
dejaron hacer para que se visualizara el “cierre de filas” que había pedido
Rajoy, estaba claro que la iban a seguir muy de cerca para impedir que
ensanchara aún más el círculo de su poder y, lo más importante, para dejarla en
evidencia por su ambición desmedida. Ya se sabe que “la ambición ciega y rompe
el saco” y Cospedal, cabalgándola a galope tendido, no se dio cuenta de que su
saco, por tanto peso, se estaba deshilachando.
La señora de nieve, aprovechando la inopia de Rajoy, la ausencia forzada de Arenas y la lejanía de los dirigentes ascendidos a ministros, dirige el partido desde Toledo y la Comunidad de Castilla la Mancha desde Madrid, con lo que está dejando muchos flancos desprotegidos porque no se puede estar en dos sitios a la vez. Ella, además de Madrid y Toledo, además del PP y el Gobierno de su Comunidad, quiere estar en todas partes, controlándolo todo, dejando la huella de su pisada en cada uno de los rincones y ensanchando el círculo de su influencia con interpuestos que se prestan a ejercer como sus delegados personales. El resultado más inmediato es que Castilla la Mancha parece gobernada con un mando a distancia que no satisface ni a su electorado natural y el PP comienza a sufrir una “cospedalitis” a la que quieren poner freno para que no se haga crónica.
La última de la Cospedal ha colmado el vaso de la paciencia y ha sido
el propio Mariano Rajoy el que, sin gritos ni estridencias, ha tenido que
descender para poner pie en pared -“¡ya está bien, María Dolores!”. ¿La causa?
Un tema aparentemente menor, pero que en ella se hace grande, porque si la
dejan se hace trino y persona. Su marido Ignacio López del Hierro, había sido
designado como consejero de Red Eléctrica de España, un “dedazo” escandaloso,
que le reportaba 180.000 euros simplemente por figurar en un listado, tras su
participación en la quiebra de Caja Castilla La Mancha, la primera en ser
intervenida. Pocas horas después de hacerse público su nombramiento y ante la
escandalera montada en las redes sociales y en la propia estructura del
Partido, el nominado se descolgaba con la renuncia. Mariano Rajoy ha dejado
claro que si tiene que frenar frena y que no le tiembla el pulso. De momento él predica con el ejemplo porque
no tiene primos ni cuñados que lo aten.
2 comentarios:
Pues como no rectifiquen a tiempo, mal asunto. Están empezando a tener los mismos tics que los de la psoe, como se dice en Andalucia, que por otra parte, como sigan los mismos, ni andará ni lucirá.
Si si, tu critica, que yo entre el estudio genealógico que he encargado en busca de algún rasgo de parentesco aunque sea por roce o cornamenta y la fe de cristiano viejo me veo pisando moqueta en un mes y si no al tiempo jejeje
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