lunes, 13 de febrero de 2012

SOS-GARZÓN




En los últimos días he recibido varios correos-cadena en favor de Garzón. En uno de ellos, “sos-garzon”, solicitan firmas para sumarse a un manifiesto internacional sobre el ex juez, del que hacen un corolario de santificación. Parece que es el único juez de España que ha encarcelado a ladrones, corruptos, terroristas… Con un encabezamiento muy simplista aluden al escándalo internacional que ha supuesto la sentencia del Tribunal Supremo, apartándolo de la carrera judicial por su lucha contra las dictaduras, las corrupciones y el terrorismo. Adjuntan un listado de firmantes que coinciden en el común de una leyenda: “No hay justicia sin Garzón”. Vale, y Zapatero premio Nobel de Economía.

Uno de los remitentes, un familiar muy cercano al que quiero y respeto, además de remitirme el panfleto, me pica con una apostilla personal: “Tomás, no es hora de tibiezas, de escurrir el bulto y encogerse de hombros. Todos tenemos la obligación de defender a un juez que es ejemplo en el mundo entero por su defensa de la democracia y de los derechos humanos. Te invito personalmente a que te sumes a esta cadena internacional, a que te comprometas y la reenvíes a toda tu agenda, y a que desde tu tribuna te expreses con la claridad habitual”. No puedo negarme. Como no soy tibio ni suelo encogerme de hombros, me posicionaré claramente, como se me pide.

Considero tarea inútil insistir en que la razón por la que Garzón ha sido suspendido no tiene nada que ver con las dictaduras, ni con el terrorismo, ni con las corrupciones. Ha sido condenado, desde la unanimidad del Tribunal Supremo, por prevaricación, por haber torcido el brazo a la legalidad ordenando escuchas entre abogados y sus defendidos, por sus procedimientos grotescos, por su carencia de escrúpulos, por su soberbia y egolatría, por su divismo y, si se quiere como atenuante, por su ignorancia. Sin tibiezas, creo que ese tipo ha enfangado la credibilidad del sistema judicial, ha usado la justicia según le ha convenido y siempre ha buscado el estrellato y la notoriedad personal. Garzón me repugna como me repugnan todos los que utilizan un puesto de dignidad para burlarse del sistema, y los que obran torticeramente, en función de parentescos ideológicos. No se me ocurre nada más corrupto que un juez, como Garzón, que juzga desde las vísceras y buscando siempre las luminarias del escenario.

Demostrada la prevaricación, que es la que lo ha apartado de la carrera judicial, me deja perplejo que ahí acabe toda la condena y que no haya consecuencias penales mayores. Creo que la Justicia ha sido timorata, condescendiente, lenta y tardía, porque Garzón es, desde hace mucho, un escupitajo en el sistema judicial. Me asquean los que, como Garzón, pretenden que la Justicia tenga manga ancha para poder aplicarla según convenga, cuándo y dónde convenga, y según el careto del acusado. Y siento pena por los que se prestan a esta comedia de recoger firmas para manifestar solidaridad a un bufón togado.

Eso sí, no deseo ni a estos propagandistas de la mentira, que si algún día necesitan justicia se la administre un juez como Garzón. Me ha posicionado sin ambigüedades, espero no haber defraudado.

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