Por twiter nos enteramos del nombramiento de un alto cargo y tirando unas canastas de otro. El delegado del Gobierno adelantó el relevo de la consejera de Sanidad y escuchando una emisora se enteró un secretario general de su cese. Porque lo dijo el interesado supimos que un italiano, ajeno por completo a Extremadura, ocupaba un alto cargo (¿?)… e incluso, al paso, hemos sabido que la Junta se está planteando “un nuevo contrato con España”… ¿Y eso qué es lo que es?, se preguntaría Lola Flores. Si semejante disparate sale de la boca de Artur Mas o Patxi López, tendríamos titulares para semana. Es evidente que no existe política de comunicación en la Junta, o que se ha tirado al monte rompiendo toda la ortodoxia que, hasta ahora, imponía el respeto institucional. ¿Se es más eficaz por ser más grotesco y estrafalario? Es una interrogante que regalo. Más de lo mismo, Ryanair asegura, sin desmentido, que será ella la que a partir de marzo nos lleve volando desde el aeropuerto de Badajoz… Aunque merece una reflexión serena la patochada del “nuevo contrato con España”, hoy volaremos con Ryanair.
Raynair es una línea de bajo coste y altas subvenciones, que no regala nada a nadie, de tal forma que a mayor subvención menor es el coste del pasaje. Tiene una política de comunicación agresiva y se caracteriza por su informalidad y por sus “avanzadas propuestas sociales”, como la de habilitar los aviones con tablas verticales para que la clase turista pueda volar de pié, anclada con los cinturones de seguridad. Se calcula que por cada asiento podrían colocarse tres tablas, con lo que se triplicaría el pasaje de la franja menos pudiente, reduciéndose considerablemente los precios. Bueno, los caballos, los borregos, los perros, los cerdos… hacen el vuelo sin asientos, azafatas ni zumitos y llegan al mismo tiempo. ¿Por qué no acondicionar también la bodega del avión para que la clase turista se acomode encima de las maletas?
Raynair es una compañía irlandesa que, obviemos lo obvio, paga sus impuestos en Irlanda y que con un acusado instinto depredador y carroñero, sobrevuela sobre cualquier situación de conflicto que se produzca en otras compañías. El pasado martes, su presidente, un tal Michael O´Leary, nos gratificó con su presencia en España para dar una rueda de prensa en Bilbao, aprovechando que en el aeropuerto se manifestaban los despedidos de Spanair. Con un gesto tan provocativo como innecesario, se puso frente a ellos y les dio la espalda, o el culo, mientras hacía el signo de la victoria con los dedos. Tuvo que abandonar las instalaciones escoltado por la Ertzaintza, porque los despedidos de Spanair, que llevaban nueve días encerrados, comenzaron a golpear los cristales con gritos y sirenas
Es verdad que de poco servía una línea aérea como la que teníamos, ya que su precio resultaba prohibitivo para la práctica totalidad de los extremeños, pese a que pagábamos más de dos millones de euros por mantenerla, pero en la Junta deberían pensárselo mucho antes de firmar con un fulano como el tal O´Leary, que viene a España a provocar y a reírse de los trabajadores despedidos de otras compañías. Lo suyo es pura bazofia aérea.
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