La mujeres están de enhorabuena, porque aunque con un 27% estemos en los puestos de cabeza de paro femenino, por fin, si vuelve a ganar el PSOE, van a conseguir el sueño tantos siglos añorado: ¡La medalla de Extremadura!. No sabemos quien la recibirá ni de qué cuello colgará, pero esos son detalles menores, porque lo importante es el reconocimiento colectivo. Cada mujer, por su exclusiva condición de mujer, va compartir el galardón con otras 3.843.000.000 de mujeres… El problema va a ser de logística militar si al acto se les ocurre venir a todas. Ya tienen el tratamiento de “excelentísimas señoras”… ¿Qué más quieren, quieren más? Ahora, si por aquello de la igualdad nos conceden también la Medalla a los hombres, todo el género humano tendrá la Medalla de Extremadura e incluso algunos, por si se le pierde una, tendrán dos.
Pero, ainda mais, para concluir el redoble de tambor, el pasado jueves los socialistas aprobaron en la Asamblea de Extremadura el Proyecto de Ley, “Igualdad entre hombres y mujeres y contra la violencia de género”, presentado por la Junta, posiblemente como acompañamiento a la “Medalla Urbis Et Orbis”. Si después de esto se quejan ya es por vicio, porque no sé qué más cosas pueden desear. Además la Ley, por la coherencia de sus 106 artículos, puede pasar a la historia de la legislación universal, porque con la distancia de unos renglones, dice una cosa y la contraria: Como es una ley de “igualdad”, propone “la proscripción y persecución por los poderes públicos de cualquier tipo de violencia ejercida sobre LAS MUJERES, en función de su género o su sexo”. ¿Y de los hombres, no? No dice nada.
Y fíjense qué perlas para la jurisprudencia del mundo mundial: “Las administraciones públicas no podrán conceder ningún tipo de ayuda o subvención a actividades culturales que sean sexistas o discriminatorias en función del sexo”. Y un poco más abajo: “Adoptar iniciativas destinadas a favorecer la promoción específica de LAS MUJERES…” Y después: “Impulsar políticas activas de ayuda a la creación y promoción artística y cultural de autoría FEMENINA, traducidas en incentivos de naturaleza económica”… Vamos, que la que sea buena y no incordie mucho, puede reclamar “un incentivo económico” por pintar, escribir o hacer encajes de bolillos. ¿Qué eso es discriminatorio, ofensivo y va contra el talento y la inteligencia de la mujer? Tonterías y ganas de incordiar.
Todos los excesos acaban en caricaturas y el tema de la igualdad de doña Leire y demás comparsas, está alcanzando la cota del remedo sin remedio. La igualdad que proponen es algo tan bufo como igualar lo desigual o desigualar lo igual. En el fondo de todas estas pamplinas lo que subyace es la convicción, íntima y aberrante, de que la mujer necesita empujones porque es inferior y no puede competir con el hombre en igualdad de condiciones, ni ser medida con el mismo rasero. Si respetaran a la mujer, si la valoraran y pudieran aparcar el machismo/feminismo ejerciente que llevan dentro, dejarían de tratar a la mujer como a un ser inferior que necesita ser llevado de la mano.
Pero, ainda mais, para concluir el redoble de tambor, el pasado jueves los socialistas aprobaron en la Asamblea de Extremadura el Proyecto de Ley, “Igualdad entre hombres y mujeres y contra la violencia de género”, presentado por la Junta, posiblemente como acompañamiento a la “Medalla Urbis Et Orbis”. Si después de esto se quejan ya es por vicio, porque no sé qué más cosas pueden desear. Además la Ley, por la coherencia de sus 106 artículos, puede pasar a la historia de la legislación universal, porque con la distancia de unos renglones, dice una cosa y la contraria: Como es una ley de “igualdad”, propone “la proscripción y persecución por los poderes públicos de cualquier tipo de violencia ejercida sobre LAS MUJERES, en función de su género o su sexo”. ¿Y de los hombres, no? No dice nada.
Y fíjense qué perlas para la jurisprudencia del mundo mundial: “Las administraciones públicas no podrán conceder ningún tipo de ayuda o subvención a actividades culturales que sean sexistas o discriminatorias en función del sexo”. Y un poco más abajo: “Adoptar iniciativas destinadas a favorecer la promoción específica de LAS MUJERES…” Y después: “Impulsar políticas activas de ayuda a la creación y promoción artística y cultural de autoría FEMENINA, traducidas en incentivos de naturaleza económica”… Vamos, que la que sea buena y no incordie mucho, puede reclamar “un incentivo económico” por pintar, escribir o hacer encajes de bolillos. ¿Qué eso es discriminatorio, ofensivo y va contra el talento y la inteligencia de la mujer? Tonterías y ganas de incordiar.
Todos los excesos acaban en caricaturas y el tema de la igualdad de doña Leire y demás comparsas, está alcanzando la cota del remedo sin remedio. La igualdad que proponen es algo tan bufo como igualar lo desigual o desigualar lo igual. En el fondo de todas estas pamplinas lo que subyace es la convicción, íntima y aberrante, de que la mujer necesita empujones porque es inferior y no puede competir con el hombre en igualdad de condiciones, ni ser medida con el mismo rasero. Si respetaran a la mujer, si la valoraran y pudieran aparcar el machismo/feminismo ejerciente que llevan dentro, dejarían de tratar a la mujer como a un ser inferior que necesita ser llevado de la mano.
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