Sorprende que PSOE y PP lleguen a tantos acuerdos efectivos, mientras mantienen discrepancias esenciales y parece como si hubieran apostado por el “buenísmo” en público, para escenificar que después de Ibarra es posible el entendimiento y el diálogo. Fue evidente, y a 25 años pongo por testigo, que hablar con Ibarra era tarea imposible, porque Ibarra sólo hablaba consigo mismo. Nunca superó sus complejos y el poder, al que exprimió como a un limón, sólo le sirvió como disfraz para aparentar una seguridad que nunca tuvo. Pero lo que ayer fue por defecto, ahora va por exceso, porque una cosa es dialogar y otra ir cogiditos de la mano, con el mismo babi y al mismo colegio.
Sentada la premisa inicial, el buen rollito entre PSOE y PP, o entre Vara y Monago, nos hace sonreír a muchos, porque las diatribas públicas que mantienen parecen escritas por el letrista del Dúo Pimpinela, aunque al final bajan el tono y se avienen a entendimientos difíciles de entender. Por ejemplo, el PP exige un estudio que delimite nuestras necesidades futuras de agua y el PSOE se va al baúl de los recuerdos y desempolva “El Consejo Asesor del agua”. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Nada, porque el PP pedía era un informe serio y garantista de que Extremadura no va a ceder hoy un agua que puede necesitar mañana, mientras que el PSOE lo que ofrece es más gasto, más burocracia, más enchufados y más tela de araña electoral. Al final, “EL Consejo Asesor del Agua” servirá para dar el visto bueno a las determinaciones de la propia Junta, que es la que manda y paga. Lo asombroso es que al PP le parece bien y sustituye su razonable exigencia por un nuevo y costoso bodrio al servicio del PSOE. No, yo tampoco lo entiendo.
PSOE y PP han llegado también al acuerdo de “recomendar” la fusión de las cajas de ahorro extremeñas, pero mientras el PP pide prudencia e independencia para los órganos de dirección, la Junta dice que la fusión hay que hacerla antes de que nos la hagan. El PP quiere achicar en las cajas la carga política, mientras que el PSOE defiende la composición actual. Es decir, posturas distintas que, curiosamente, confluyen en un acuerdo final. ¿A quien beneficia tanto pasteleo? Creo sinceramente que el buen rollito en asuntos en los que subyacen diferencias de fondo, beneficia siempre al poder… ¡pero doctores tiene la iglesia popular!
Ahora, además del acuerdo para aprobar el Estatuto de Autonomía, se abre la mesa para concertar un código ético de austeridad y “buenas prácticas”, pero antes de la primera reunión, la Junta ya sacó el suyo particular y el ayuntamiento de Badajoz se aprovisiona de otro vehículo de lujo, anticipándose a lo que pueda decidirse. O sea, otro enredo más. Bien parece que el acuerdo fundamental al que han llegado es el de divertir al personal, pero sería lamentable que al final se haga bueno aquello que se dice en “El Gatopardo”: “Cambiar algo un poco para que todo siga igual”. Lo peor, ay, es que algunos ya estamos muy talluditos para esta cohetería barata. Por estos caminos no se llega a parte alguna y eso es lo que quieren Vara/Junta/ PSOE, tres entes distintos y un solo afán verdadero. ¡A tiempo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario