jueves, 5 de febrero de 2009

ZAPATERO: SOLUCIONES PARA TODO


Los conflictos milenarios suelen tener soluciones complejas, pero parece que Zapatero puede ver en la oscuridad y es capaz de resolver él solo el crucigrama de Palestina. Mientras los líderes europeos se mueven con mucha cautela por ese campo minado, nuestro presidente imparte doctrina sobre el pacifismo y se posiciona sin titubeos. Como él, mucha gente toma partido según proximidades ideologías que nada tienen que ver con lo que allí ocurrió, ocurre y, si no se remedia, seguirá ocurriendo, porque como sentenciaba nuestro poeta, Manuel Pacheco, “para matar el cáncer no sirven las libélulas” Zapatero cree que sí.

Ese triángulo sumido en una guerra permanente, fue durante diecisiete siglos un reino judío, al que masacraron todas las corrientes imperialistas, pasando de los persas a los macedonios, egipcios, seléucidas, romanos e ingleses. Tras las revueltas contra Roma (70-135 DC) Judea fue rebautizada con el nombre de Palestina. Destruida por los romanos, los judíos fueron dispersados. Apátridas en todas partes, han sufrido cruzadas, persecuciones e incluso el Holocausto exterminador, pero nunca renunciaron a reagruparse en torno a Jerusalén, fundada por el rey David. Los cinco millones de judíos, creen que esa tierra les pertenece y cuando volvieron en 1.948, al renunciar Inglaterra al protectorado, fue para quedarse. Desde entonces todos participan en la misión de preservar lo que históricamente consideran suyo y... ¡ morirán antes de salir de allí!

Pero los árabes tienen poderosas razones, porque también han estado allí durante siglos y tras la conquista musulmana en el siglo VII, la ocuparon totalmente. El anhelo de los casi cinco millones de árabes, como centro cultural, social y religioso es también Jerusalén, donde se encuentra la mezquita de al-Aqsa y de Omar, lugares sagrados para los musulmanes. La tradición árabe dice que allí subió a los cielos el profeta Mahoma, a lomos de su legendario caballo Al Buraq. Como los judíos, para los musulmanes esa es también la tierra de sus antepasados, un lugar al que no pueden renunciar y, como los judíos... ¡ morirán antes de salir de allí!

¿Quién tiene razón, de quien es esa tierra? Nadie ha logrado una fórmula magistral para acabar con el conflicto, hasta que ha llegado Zapatero. El enfrentamiento peina siglos y los dos exponen idénticas razones. Allí no es posible la convivencia porque ambos buscan la destrucción del adversario y su autodeterminación. Hoy Israel lleva las de ganar porque tiene una estrategia definida, más poder armamentístico y un impulso unido, frente a la división de los musulmanes, aunque las prácticas terroristas y de guerrilla de Hamás, asentados en Gaza, estén jaleadas por los países limítrofes que recelan de Israel y pretenden neutralizarlo, manteniendo sus conflictos internos.

En un desencuentro tan complejo, sangriento y dilatado, donde las dos partes creen luchar por lo que les pertenece, no parece muy sensato tomar partido por una de las opciones, porque ni a los cinco millones de musulmanes, ni a los cinco millones de israelitas se les va a convencer con artificios de conveniencia ni alianzas de civilizaciones. Allí hay que concretar dos estados independientes, en paz y con las fronteras perfectamente definidas, como se estableció en la Cumbre de Oslo. ¿Cómo se hace? ¡Nadie en el mundo lo sabe! Excepto Zapatero.


NOTA: En la foto, Zapatero luciendo el pañuelo palestino

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