Muchos de los 50.000 nuevos parados ignoraban la semana pasada que iban a moverse el lunes en las colas del INEM, pero seguro que todos sabían que la Comunidad de Madrid está tomada por los espías. Si va usted a Madrid, ándese con cuidado porque lo están espiando y contra espionando. Allí todos son espías menos usted, así es que sepa que esos con los que se cruza en el paso de peatones, que van como pirados, a lo suyo, a toda leche y sin mirarlo, en el fondo lo que hacen es espiarlo, pero como en el castigo va la penitencia, los espías que espían a los espías que lo espían a usted, también son espiados por otros espías que los espían a ellos. ¡Qué lío! Para no peder comba lo mejor si vamos a Madrid es ponernos a espiar también.
Un periódico independiente de la mañana, porque la mañana y el tal periódico no tienen vinculación alguna, dedicó la pasada semana siete portadas a los espías de Madrid, dando pelos y señales de todos ellos, con lo que se viene a demostrar que los espías madrileños son gilipollas “cinco estrellas”, de esos que tienen colocada una placa dorada en el portal de su bloque: “Mirón de Reojo García. Espía. 3º izquierda”. Si usted lo quiere contratar, sube, toca el timbre y le abre directamente don Mirón, con la gabardina, las gafas oscuras y el sombrero puesto, porque los espías madrileños duermen con el uniforme, se anuncian en la tele, relatan sus proezas a El País y reparten tarjetas de visita con su foto en colores.
¡Como duele en España el tema de los espías madrileños! Llevamos quince días en un sin vivir y el dolor es tan intenso que incluso hemos olvidado que cada día hay 7000 parados más. Que hemos batidos todos los récords europeos, creando un millón de parados en menos de un año. Que somos el país con mayor déficit exterior: 45.000 millones de euros, pero que eso no mitiga nuestra generosidad. Mientras en España ya hay 900.000 parados sin prestación alguna, hemos regalado a Marruecos 560 millones de euros y hemos agradecido la visita del presidente palestino con una propina de 5 millones, sin olvidar los 20 millones de la gilicúpula de Barceló, que ya se está cayendo. Y mientras que los ERE saltan de empresa en empresa, la única que crece es la de Zapatero, que ya tiene un ejército personal de 640 asesores.
¿Conocerán los 3.500.000 parados estos datos? ¿Sabrán que el Gobierno de Zapatero ha programado una campaña publicitaria de 30 millones de euros, sólo para propagar sus remedios contra la crisis? Posiblemente no, porque ahora nuestro pálpito está en el asunto de los espías. Rajoy han entrado a fondo y ya hay un juez encargado del asunto, mientras que doña Esperanza y don Alberto llevan una semana haciendo bolos por todas las cadenas. Zipi y Zape cabalgan de nuevo ¡Vaya par de lelos!
El tema es de tal gravedad que cuando Zapatero se subió nuevamente al hombro de Sarkozy -¿el loro del bucanero?- para hacerse la foto en Jerusalén, desde allí lamentó lo de los espías madrileños… ¿Y que espían los espías? ¡Tres leches me importan los espías, lo que espían y los espiados!
Un periódico independiente de la mañana, porque la mañana y el tal periódico no tienen vinculación alguna, dedicó la pasada semana siete portadas a los espías de Madrid, dando pelos y señales de todos ellos, con lo que se viene a demostrar que los espías madrileños son gilipollas “cinco estrellas”, de esos que tienen colocada una placa dorada en el portal de su bloque: “Mirón de Reojo García. Espía. 3º izquierda”. Si usted lo quiere contratar, sube, toca el timbre y le abre directamente don Mirón, con la gabardina, las gafas oscuras y el sombrero puesto, porque los espías madrileños duermen con el uniforme, se anuncian en la tele, relatan sus proezas a El País y reparten tarjetas de visita con su foto en colores.
¡Como duele en España el tema de los espías madrileños! Llevamos quince días en un sin vivir y el dolor es tan intenso que incluso hemos olvidado que cada día hay 7000 parados más. Que hemos batidos todos los récords europeos, creando un millón de parados en menos de un año. Que somos el país con mayor déficit exterior: 45.000 millones de euros, pero que eso no mitiga nuestra generosidad. Mientras en España ya hay 900.000 parados sin prestación alguna, hemos regalado a Marruecos 560 millones de euros y hemos agradecido la visita del presidente palestino con una propina de 5 millones, sin olvidar los 20 millones de la gilicúpula de Barceló, que ya se está cayendo. Y mientras que los ERE saltan de empresa en empresa, la única que crece es la de Zapatero, que ya tiene un ejército personal de 640 asesores.
¿Conocerán los 3.500.000 parados estos datos? ¿Sabrán que el Gobierno de Zapatero ha programado una campaña publicitaria de 30 millones de euros, sólo para propagar sus remedios contra la crisis? Posiblemente no, porque ahora nuestro pálpito está en el asunto de los espías. Rajoy han entrado a fondo y ya hay un juez encargado del asunto, mientras que doña Esperanza y don Alberto llevan una semana haciendo bolos por todas las cadenas. Zipi y Zape cabalgan de nuevo ¡Vaya par de lelos!
El tema es de tal gravedad que cuando Zapatero se subió nuevamente al hombro de Sarkozy -¿el loro del bucanero?- para hacerse la foto en Jerusalén, desde allí lamentó lo de los espías madrileños… ¿Y que espían los espías? ¡Tres leches me importan los espías, lo que espían y los espiados!
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